Ya era mundialista y no lo sabía. Es la árbitra ecuatoriana Susana Corella, quien estaba en el Copa América de Colombia cuando su colega Mónica Amboya le dijo: “mejor sería que revises el correo electrónico, porque te vas al Mundial Femenino en la India Sub-17”.

Ella no lo podía creer, hasta que se dio cuenta que no era una broma. Las lágrimas que rodaban por sus mejillas eran de felicidad, porque pasaba a ser una mundialista. Un sueño cumplido, aunque quiere más.

Casito ‘chapa’

Su vida está ligada al fútbol y estuvo cerca de vestir el uniforme de la Policía, pero no tuvo el dinero para seguir esa carrera.

Su primo es el exárbitro Omar Ponce. Le gustaba jugar fútbol, se desempeñaba como defensa central y dice que “era de las buenas”.

Una vez que se frustró su entrada a la Policía se dedicó a estudiar dos profesiones. Eso hizo que sea gradúe de médico veterinaria, profesión que ejerce cuando el arbitraje ‘la deja’, porque pitar es su pasión.

El ser réferi la ha llevado por toda América, también a Portugal y Dinamarca. Se sonríe cuando dice: “no sé si la Policía perdió un buen elemento, mi padre decía que sí valía para eso, debido al carácter que tengo, pero no hubo dinero para pagar los prospectos”.

La veterinaria y el arbitraje han hecho de Susana una vida demasiado activa. “Soy médica veterinaria, amo el bienestar de los animales. Las dos profesiones las hice al mismo tiempo. Y ahora me gustaría ser instructora de arbitraje”, expresa Susana, de 39 años, quien tiene un hermano, Juan Carlos, quien llegó a segunda categoría en el arbitraje.

Como juez central, su primer partido fue en la sub-12. Y ella hizo historia al ser parte de las primeras cuatro árbitros en pitar un encuentro de varones, junto a Marianela Ramírez, Sandra Zambrano y María Cornejo. Fue el Orense vs. El Nacional, en la Copa Ecuador del 2019, y en el 2022 lo hizo en la serie B. Ahora el lunes 3 de octubre viajará hasta India.

A estudiar su cultura

Susana recibe instrucciones vía digital para lo que será el Mundial de la India. Dice que ese es un paso para lo que en realidad desea: ser réferi de un Mundial de Mayores y pitar de juez central en Ecuador.

Sobre su viaje a la India, comenta que está estudiando desde la parte cultural, pues puede que pase un mes por allá, tiempo que demora el Mundial.

Insultos a montón

No se sonroja al decir que “los mayores insultos a la madre son en el estadio”. Eso se lo advirtieron en casa, pero le ‘resbaló’, ella quería ser árbitro. Dice que tiene su carácter y al principio quería contestarles, pero ahora le da lo mismo y eso pasa debido a que pocas saben el reglamento del juego.

Susana es madre de Oliver, de 15 años. Ella se levanta a las 05:00 y comienza su entrenamiento. Luego recibe clases y si sale algo de la veterinaria realiza ese trabajo.

Confiesa algo que pocas quieren decir: quienes más la insultan son las mujeres que están en las gradas. “En los estadios es donde más se acuerdan de la madre y lo raro o chistoso es que lo hacen las mismas mujeres”, expresa Susana, quien es esposa del futbolista Duker Cuero.

Aquí no se grita

Ser esposa de una mujer árbitro no es fácil, ella sabe que por su carácter las cosas son serias. Cuando han existido problemas y discusiones de pareja, su esposo le ha dicho: “Mira, Susana, aquí estás en la casa, no estás en el terreno de juego. Aquí no puedes gritar ni querer sacar tarjetas, aquí se tiene que hablar”. Corella afirma tener buen humor, pero a la hora de dirigir es súper seria. Ella fue la árbitro principal de la final que ganó Ñañas en la Superliga femenina.

Y varones

La árbitro tiene una meta: pitar en un Mundial de varones. “Para Catar van cuatro chicas y espero estar en los próximos mundiales”, dice.

A fin de cuentas, Susana es el mejor ejemplo de que las mujeres llegaron para darle con todo en el fútbol. Ella será la cara de Ecuador en el Mundial Sub-17 en la India.