La Tricolor femenina consiguió una histórica clasificación a los cuartos de final del Mundial sub-17, y entre sus figuras tuvo a Caprice Chiuchiolo. La volante fue elegida como la mejor jugadora del encuentro, al conseguir dos golazos en el triunfo de 4-0 sobre Nueva Zelanda.

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Sus tantos fueron de mucha calidad, con remates de fuera del área bien colocados. Y también fue la jugadora que más lanzó pelotas con peligro de gol. Con su 1,59 metros de estatura resultó imparable, lo que le valió el reconocimiento de la FIFA, a quien agradeció en su mejor español, el que todavía le cuesta pronunciar.

Nació en Estados Unidos, pero juega por Ecuador y hoy sabe que ha sido una buena decisión, pues es parte de la historia del fútbol femenino nacional. Su vínculo con la Tri se dio durante una visita de la exseleccionadora Emily Lima, quien organizó búsqueda de talentos en el país norteamericano.

Caprice, sabiendo de sus raíces ecuatorianas por medio de su abuela, una guayaquileña que acabó haciendo su vida en Estados Unidos, miró con gusto la posibilidad de ser considerada por la selección y se metió en el proceso demostrando grandes condiciones en los microciclos, hasta lograr su convocatoria al Mundial sub-17 por parte del técnico Eduardo Moscoso.

“Recuerdo la primera llamada de la selección. Yo estaba en el colegio y al llegar a casa mis padres me contaron, me emocioné mucho de representar a Ecuador, que es un país hermoso. Este es mi sueño desde que era niña, jugar para la selección ecuatoriana”, contó emocionada la volante.

Caprice ya había dejado ver su nivel en el Sudamericano de la categoría, donde jugó los siete partidos como alternante. Los dos goles que marcó en el torneo y sus minutos siendo desequilibrante la afianzaron para ser titular en la máxima cita en República Dominicana.

Curiosamente, la joven se inició en el fútbol americano, pero la influencia latina de su familia la llevó después a volcarse por el fútbol, destacando en su natal Arizona y llegando incluso a ser parte de un microciclo con las menores de Estados Unidos este mismo año.

La volante, en estas categorías, no tiene restricción para jugar por ambos países si se da el caso. Aunque la decisión definitiva entre la selección de EE.UU. y Ecuador se deberá dar más adelante, en una selección mayor.

Su corazón se lo va ganando la Tri y su convivencia con la sub-17 le ha hecho sentirse más ecuatoriana y pedirle a su abuela que le hable en español, tarea en la que ayudan sus compañeras mundialistas, que le enseñan el lenguaje más coloquial.

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