A las 11:00 del viernes 25 de noviembre de 2022 las trabajadoras sexuales de un night club ubicado en el kilómetro 7,5 de la vía Daule, al norte de Guayaquil, se convirtieron en ‘fantasmas’, porque varios hinchas prefirieron concentrarse en el partido que disputó Ecuador ante Países Bajos. Se sentaron frente a la pantalla y no les pararon ‘bola’.

Cuando los jugadores de la Tri ya estaban cantando el Himno Nacional, Carlos y Roberto llegaron corriendo al establecimiento, al que no tenían pensado acudir, pero fue el único que encontraron abierto por el sector. Las señoritas los recibieron y les ofrecieron compañía, sin embargo los hinchas querían ver el enfrentamiento sin interrupciones.

Ellos se apegaron a un grupo y empezaron a alentar al equipo de todos. “Danos una alegría más, mi Tri. Danos una razón más para seguir celebrando”, dijo en voz alta Carlos, mientras se cogía la cabeza.

“En el trabajo nos dieron chance para ver el partido, solo que en el televisor no había señal. Tocó venir acá porque es lo único abierto. Solo teníamos permiso para ver el juego en el trabajo, pero nos escapamos un rato. Toca verlo con agua para no llegar con el olor a cerveza”, manifestó entre risas.

La tensión se apoderó de los futboleros, al punto de que en el entretiempo se dedicaron a discutir el gol anulado a Pervis Estupiñán (al minuto 45), pese a que las trabajadoras sexuales se les paseaban por delante. Es más, el tanto de Enner Valencia (al 49’) tampoco los animó a querer buscar a las señoritas.

“Vamos, mi Tricolor del alma. Con todo, que sí les ganamos a esos malos”, gritó Roberto mientras se abrazaba con su pana Carlos, en el empate de Superman Valencia. Luego se volvieron a sentar y solo se levantaron en el momento en que terminó el cotejo, ya que tenían que regresar a su ‘camello’. Celebraron con agüita.