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Moisés Caicedo volvió a El Hueco
Este fue el pedido del jugador a los pequeños: que entrenen, sigan estudiando y que hagan caso a sus padres
Moisés Caicedo llegó a El Hueco. Así se llama la cancha que vio sus primeras jugadas, en la urbanización Virgen del Cisne, de Santo Domingo de los Tsáchilas. En el sitio ahora entrena la escuela de fútbol Moi Caicedo - IV10, dirigida por Iván Guerra, quien entrenó al futbolista entre los 5 y 12 años.
Cuando el jugador que actúa en Inglaterra se bajó de su carro, los ojos de los pequeños se iluminaron, muchos lo veían por primera vez sin la tradicional camiseta número 25 del Brighton, ahora lucía una de color plomo.
Mientras se aproximaba a la cancha, los chicos comenzaban a inquietarse más. Luis Guerra, el entrenador, les decía que estén tranquilos, porque todos se iban a tomar fotos con el crack, pero primero tenían que escuchar las palabras del jugador.
Guerra estaba acompañado del exjugador Bolívar Gómez.
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Para el entrenador, en Caicedo nada ha cambiado y recordaba a aquel inquieto niño que entrenaba y cuando la escuela se llamaba Barcelona.
Todos los pequeños escuchaban con atención las palabras de Moi y estas se quedaron grabadas para siempre. “Chicos, solo les pido que nunca dejen de estudiar, que entrenen con todas las ganas y que hagan caso a sus padres”.
La presencia de Moi en la cancha que lo vio crecer llenó de optimismo a los chicos, que tienen en él un ejemplo a seguir.
SENCILLO
La tarde con Caicedo fue inolvidable, la gente que pasaba por el lugar se agrupaba para pedirle fotos y mensajes en vídeo. El entrenador Guerra destacó la sencillez que caracteriza al jugador: “Así como lo ves jugar, también es con los chicos de la escuela” .
Los pequeños le desearon éxitos en su regreso a Europa y al concluir la reunión el futbolista trató de despedirse de cada uno de los chicos. En ese lugar, con esa canchita, quedaron de recuerdo cientos de fotos y vídeos, pero hay un detalle que nunca olvidarán, el pedido repetitivo del jugador: “entrenen con fe, estudien y hagan caso a los padres”.
Al final, Moisés Caicedo derrochó carisma e empatía en una goleada como ser humano, en la cancha El Hueco, todo lo extremo a lo que vive en Inglaterra.
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