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Ligia Moreira: "El beso fue algo desagradable"
La defensa de la selección ecuatoriana tiene una escuela de fútbol femenina junto con su hermana Gissela, quien es la entrenadora, en Guayaquil
El fútbol lo lleva en la sangre. Es tanto el amor por este deporte que sus vacaciones también las disfruta dentro de una cancha. Es Ligia Moreira, la capitana de Ecuador en el Mundial de Canadá 2015 y que actualmente es futbolista del Alhama El Pozo de España.
Ligia pasa sus últimas horas en Guayaquil, antes de volver a Europa para empezar la nueva temporada en la liga española. Con su hermana Gisselle tienen la escuela de fútbol femenino Dragonas IDV Moreira, que es la fusión con Independiente del Valle.
Ella es periodista, jugadora, una buena tía y, sobre todo, la mejor embajadora de Santa María, un sector de La Manga del Cura, en Manabí.
Gigi, como se la conoce, recibe a EXTRA para hablar de sus días en Ecuador, de las expectativas en su futuro profesional y los escándalos de moda en el Mundial femenino.
La entrevista se la hizo en el lugar donde le gusta estar, una cancha, en el sector de Mucho Lote, al norte de Guayaquil. Moreira en el último amistoso con Cuba hizo un gol.
- De vuelta a la ciudad que te vio jugar...
Han sido unas vacaciones un poco largas, debido a los trámites, pero las he disfrutado con mi familia, en mi pueblo y con mi hermana Giselle en la escuela de fútbol.
- Ahora son Dragonas IDV Moreira, una escuela de fútbol femenino.
Gracias a Dios ya vamos para ocho años, ahora con la fusión Dragonas IDV Moreira. Da gusto ver a las chicas, es un sueño que se ha hecho realidad.
- Al verlas entrenar dijo que las niñas no van a tener el problema que usted tuvo en sus comienzos.
Eso lo converso con mi hermana y es real, las chicas que ahora entrenamos desde los cuatro años van conociendo todas las cosas del fútbol, van a hacer parte de un proceso, desde las reglas del fútbol hasta la experiencia que se les comparta.
- ¿Cómo es trabajar con su hermana?
Hacemos un gran equipo, ella es la entrenadora, yo me encargo de la parte dirigencial y vamos bien.
- Cinco años jugando en el exterior, eso es bastante.
Es buen tiempo, todo ha pasado rápido. Desde pequeña soñaba jugar fuera del país y se comenzó a dar, primero Colombia, luego Brasil y los últimos años en España. Espero seguir creciendo.
- ¿Cuánto ha cambiado el fútbol femenino en el país?
Mucho, mucho. Antes las oportunidades eran pocas, no se daba fuerza al fútbol femenino, no había escuelas de balompié para chicas, los torneos nacionales y los campeonatos mundiales no tenían tanta difusión. En Ecuador no teníamos una Superliga.
- Lo del Mundial es una cosa de locos, el beso del presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, a la jugadora Jennifer Hermoso fue un escándalo.
Creemos que se ha crecido muchísimo, pero la situación que pasó en la final del Mundial, con el beso, fue algo desagradable y fuera de lugar. Pero son cosas que hay que remediar y mejorar, porque son situaciones que no deben pasar.
- ¿Te has puesto en los zapatos de Jennifer Hermoso? ¿Qué hubieras hecho?
Me he puesto a pensar y, sin duda alguna, seguro que reaccionaba de otra manera. Ahora su equipo de trabajo está peleando esa situación.
- Salieron a la luz más situaciones donde los entrenadores tocaban a las chicas.
En el fútbol femenino hay muchas situaciones negativas, con el paso del tiempo se han ido quitando esas barreras y a personas que en realidad no se dedicaban a trabajar por el fútbol femenino.
- Ahora se habla más sobre si son o no parejas entre chicas del mismo género.
Todo va avanzando, son cosas que antes eran tabú para todo el mundo y ahora no lo son. Lo que simplemente deben hacer es valorar el talento de jugadoras, nada más. Lo que se muestra en la cancha es lo que vale.
- Han pasado 8 años del Mundial 2015, ¿qué te dejó esa experiencia?
Fue mi sueño el estar en un Mundial y el abrir los ojos al fútbol ecuatoriano, fue la manera de salir del país y abrir el paso para otras jugadoras.
- ¿Qué pasa cuando llegas a Santa María?
Es una locura, la gente me pregunta muchas cosas, pero también veo a mi gente, a mis amigos. Voy a Las Cascadas, que es el lugar favorito de quienes viven en ese sector. Estar allá es recargarse. Me gusta sentir el cariño de la gente, en la última convocatoria (a la selección) me pasó algo lindo, estaba firmando autógrafos y no había visto a una nena que lloraba porque no la había visto, luego la abracé.
- No me hagas dribling en esta, ¿de quién es el corazón de Ligia?
De nadie, por ahora de nadie.
- ¿Exigente en ese tema?
Con el paso del tiempo se tienen otras expectativas. Y el hecho de ser jugadora es más complicado, pero en realidad hasta ahora no ha llegado esa persona a mi vida.
- Entonces, ¿es cierto que cuando viene una persona, le dices que siga entrenando?
(Risas) Eso va a depender, si alguien me conquista. Alguien va a llegar a mi vida, pero debe ser deportista.
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