Son las 06:40. En la esquina de 10 de Agosto y Calderón, pleno centro de Babahoyo. Milton Camacho, mejor conocido como Camachito, comienza a barrer la vereda. Luego saca su sillón para betunar, algo que viene haciendo desde que tiene uso de razón, mientras de una funda saca boletos de lotería.

Él es todo un personaje de la capital de Los Ríos, pues es el ‘responsable’ de que los riosenses luzcan sus zapatos brillantes. Además, es el padre de Davis Camacho, volante del Técnico Universitario, quien vive una Navidad diferente, pues ahora está clasificado para jugar la Copa Sudamericana 2024

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Eso sí, guarda el mismo sentido de responsabilidad y amor a su papi. Gracias a su labor, don Milton, de 46 años, logró sacar adelante a su familia, y la vida le dio un hijo jugador.

Davis la tiene clarita: cuando no está entrenando y tiene días libres, ayuda a su progenitor.

Camacho afirma que “lo que se aprende, se aprende para siempre”. Cuando era ‘pelado’, cuenta, “siempre hacía la ‘grande’, manchaba las medias de los clientes, por ejemplo, mi papá se enojaba al máximo, hasta que aprendí”.

Y su padre da fe de ello. Cuenta que una vez un amigo se fue a betunar los zapatos y Davis le cambió de color las medias. No es que hizo magia, sino que se le pasó la mano con el betún.

EL REGALO

Milton es un hombre demasiado ‘pilas’ para vender lotería, actividad que combina con la ‘betunada’. En realidad, padre e hijo parecen más bien hermanos, porque don Milton tiene cara de ‘pelado’.

Una de las cosas que más destaca es que siempre le dio la mano a su hijo en el tema de los viáticos, cuando le tocaba salir a jugar fuera de la ciudad.

Davis apareció esta vez en Babahoyo con una fundita negra que contenía el regalo para papá. El jugador en Ambato le mandó a confeccionar una camiseta, pero plus, talla XXXL, para que su padre la luzca y ‘vacile’ en Navidad.

“Papá, esta sí te queda, es para ti, la mande a hacer especialmente para que entres aquí”, le dice Davis con una sonrisa. Milton la toma, se la prueba y le queda ‘papelito’. Cosas de la vida, nunca antes había lucido una camiseta de los equipos de su hijo.

“Al fin me quedó una, porque todas las demás me las daba pero quien se las ponía era la mamá (Cristina Navarrete). Ya era hora”, expresa en tono jocoso Camachito, que se ve feliz. “Es que las otras camisetas nunca me quedaban, la panza me ha crecido mucho”, aclara.

Milton cultivó en su hijo el amor al trabajo. Lo del fútbol apareció y se dio, pero Davis tiene en las venas el ganarse el sustento diario con esfuerzo, con la misma entrega de su padre.

Dice que esta esquina de Babahoyo es como si fuera su casa, siempre la visitaba, y ahora que es jugador de LigaPro lo sigue haciendo. Sin complejos.

“De lo que yo recuerdo, siempre mi papá estaba haciendo esta labor, siempre, la venta de lotería y la betunada de zapatos. Por eso yo soy un experto en hacer las dos cosas”, explica el futbolista.

OTRA VEZ JUNTOS

Milton asevera que se siente feliz porque ve cómo su hijo hizo realidad su anhelo de jugar en la Serie A. “Ha sido el sueño de su vida. Debutar en el fútbol profesional y clasificar a la Copa Sudamericana es como un regalo inmenso. Le pido a Dios que lo cuide siempre”, manifiesta Camachito, a quien todos conocen en esta esquina.

Davis rememora que su progenitor siempre laboraba hasta la noche, por lo que le agradece a Dios la bendición de haber tenido un padre que ha sabido ganarse la vida ‘por la derecha’. Y por eso él sigue su ejemplo.

El esfuerzo del padre valió para criar a Davis y a su hermana Andreína.

NAVIDAD 2023

Para los Camacho, la Navidad 2023 es un regalo de Dios. Celebran que están vivos y que Davis está haciendo realidad el sueño de jugar de manera profesional. “Es una fiesta diferente, estamos en familia, soñando lo que se viene para el 2024. La idea de jugar Copa Sudamericana es increíble. Dejamos todo en las manos de Dios”, dice Davis.

El jugador recuerda que cuando era ‘cachorro’, en estas fiestas no estaba esperando juguetes. Lo que soñaba era tener una buena pelota y una camiseta de un equipo de fútbol, pero que lo primero era ayudar a su papá.

“La Navidad siempre fue buenísima, se la pasaba en casa, trabajando, con la familia, pero sin olvidar la cancha. Esto último era como sagrado. Le doy gracias a Dios porque siempre tuvimos un pan en la mesa”, expresa el volante con una alegría gigante.

Padre e hijo coinciden en que el mejor regalo que pueden tener es gozar de salud, para seguir trabajando todos los días, uno con sus zapatos y el otro en una cancha de fútbol.

DE VUELTA AL BETÚN

Davis vivió su infancia entre billetes de lotería, boletines y el olor a betún. Desde el 2022 ha estado en Técnico Universitario y su papá quería comprobar si se había olvidado de betunar zapatos. El jugador no se hizo problema: se sentó en un banquito, le sacó los pasadores a los zapatos color negro de un cliente y comenzó a lustrarlos.

“Pensar que cuando era ‘pelado’ me gané un pilo de repeladas debido a que no sabía cómo hacerlo, pero ahora soy un crack”. Don Milton solo sonríe y le pide a Dios que le siga dando a su hijo la oportunidad de jugar.

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