Exclusivo
Deportes

Juan José Florián confesó que al estar en la bicicleta siente libertad y demuestra que nada es imposible.GUSTAVO GUAMÁN / EXTRA

Juan José Florián aspira llegar con su bicicleta a los Juegos Paralímpicos de París 2024

El ciclista paralímpico es un ejemplo de vida. Superó el perder sus brazos, una pierna y un ojo, y ahora se puso de meta llegar a París 2024.

Una sonrisa siempre acompaña al colombiano Juan José Florián, quien ha logrado superar varias adversidades como la pérdida de sus brazos, la pierna derecha y uno de sus ojos por un atentado de las FARC.

Su carisma se aprecia apenas se lo conoce. “No le doy la mano por lo de la COVID”, dice entre risas cuando se presenta. Y esa alegría nunca la pierde mientras cuenta su historia de superación.

Cuando tenía 17 años, las FARC lo reclutaron a la fuerza y se lo llevaron a la selva, frustrando el sueño inicial de ser soldado. A los nueve meses logró escapar y desde ese momento demostró su gran ingenio.

“No podía ir con la ropa de guerrillero. Me tocó apuntarle con mi arma a una familia para que me dé una camisa, me dio mucha pena. Pero era la única forma de evitar que me disparen cuando fui a pedir al Ejército a que me ayuden, estaba muy nervioso, llorando, porque el soldado no me creía que fui reclutado”, relata Florián.

Tras este primer suceso, tuvo que esconderse ante la amenaza de venganza de las FARC. Apenas cumplió la mayoría de edad, pudo alistarse como soldado y empezó su carrera militar. Un día de visita a su madre, recogió un paquete que estaba en la puerta de la casa, el cual explotó. Era porque su progenitora se había negado a pagar una ‘comisión’ a los guerrilleros por una finca que vendió.

El estallido hizo que Juan José quede a punto de morir, experiencia que le cambió la vida. En ese momento nació Mochoman, como ahora se lo conoce. “Afortunadamente, me recogieron, aunque suene fea la palabra, en el piso había pedazos de un ser humano que quedó destrozado. Me pudieron reanimar y se arriesgaron, pese a mi condición”, comenta.

No fue fácil para Florián aceptar su nueva realidad. La rabia, el miedo y la frustración le estaban ganando junto a las interrogantes de si podría vivir sin varias partes del cuerpo. “Reclamé mucho a la vida, pensaba cómo iba a tomar el fusil para ir por venganza, me centraba solo en el dolor”, detalla.

EL RENACER

Tras recibir el alta del hospital, inició el proceso de rehabilitación durante el cual encontró el propósito para vivir. “Lo primero que hice fue evaluar cómo había quedado. Acepté lo que me pasó, que es lo más difícil, y me desprendí de todos los recuerdos de mis manos, cuando podía correr y saltar, vestirme solo. Me llené de cosas bonitas y disfrutar de lo que vivía el día a día y adapté mi mente”, resalta.

El cambio de la ira por la alegría fue clave para superar las adversidades y lo que le llevó a incursionar en el deporte paralímpico. Aprendió primero a trotar, practicó natación, antes de empezar el reto del ciclismo.

“Pensé que al no tener manos no podía montar bicicleta, hasta que un día dije: ‘Lo voy a hacer’. Tomé la bici de mi hermana, me amarré a las manos de un amigo, me lancé y empecé a sentir esa libertad”, narra. Ese momento decidió hacer una pausa en sus estudios universitarios de Psicología y dedicarse de lleno al ciclismo, en busca de llegar a unos Juegos Paralímpicos.

El paraciclista colombiano compartió con el Movistar Best PC en el parque Bicentenario.CORTESÍA

INGENIO Y EMPEÑO

Empezó a buscar en internet sobre ciclistas sin manos, pero no encontraba información para su caso por la altura de sus amputaciones. Con sus muñones tomaba un lápiz para ir diseñando la que sería su bici.

Fue en busca de un soldador para que incorpore láminas a la bicicleta para poder manejarla de mejor manera. Las caídas no faltaban y poco a poco fueron mejorando su ‘caballito de acero’, que era muy pesado.

Hasta que en una visita a un destacamento de la Fuerza Aérea, para dar una charla de motivación, tuvo contacto con especialistas en materiales compuestos y aerodinámica, y en conversaciones les detalló las modificaciones que necesitaba para cumplir su sueño.

En equipo dieron forma al manubrio adaptado para los muñones de Juan José, una bici más liviana y empezó su camino, que lo ha llevado a competencias panamericanas y mundiales.

Su siguiente paso es conseguir la clasificación a la cita paralímpica de París 2024, para lo cual cuenta con una prótesis para su pierna especial para poder pedalear, con lo que busca mejorar sus marcas.

UN LEGADO

Mochoman tuvo la posibilidad de compartir un entrenamiento con ciclistas ecuatorianos que forman parte del equipo continental Movistar Best PC. “Me encantó salir a rodar con ellos que son profesionales. Se llevaron ese mensaje que no existen límites, que incentiven a las personas con discapacidad de que todo es posible”.