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La fundadora de Ñañas tuvo un ‘último baile’ soñado. Deja las canchas como campeona.GUSTAVO GUAMAN

Fernanda Vásconez y su lucha por la igualdad en el fútbol

Superó trabas para consolidar al club Ñañas. Se retira como campeona y seguirá aportando al balompié femenino, ahora como dirigente

Cuando Fernanda Vásconez habla del club Ñañas, su gran pasión, se le dibuja una sonrisa. Cuenta sin perder detalle el proceso que inició hace cerca de siete años, que le ha dado éxitos deportivos, como el reciente título de la Superliga, y también logros fuera del campo de juego que han aportado al crecimiento del fútbol femenino en el país. 

Fue el 1 de febrero de 2016 cuando nació el club capitalino, tras la negativa que recibió la futbolista de continuar con un proyecto que dio forma y ejecutó en la Universidad San Francisco y mediante el cual se creó el equipo Dragonas, al que también defendió en la cancha.

“Tenía claro lo que nos faltaba como mujeres futbolistas, empecé a ilusionarme con el entrenamiento perfecto, con todo lo que se necesita para trabajar de forma idónea”, cuenta. También le llegaron los momentos de duda al recibir cuestionamientos sobre su apuesta por el balompié femenino que era poco conocido.

Para conseguir el dinero para el club, decidió vender su auto y también las máquinas de chicles con las que había generado ingresos. Con 20 mil dólares se lanzó a la aventura de crear Ñañas. Llegó a un acuerdo con el director técnico panameño Kenneth Zseremeta, quien llegaría con futbolistas de la selección de Venezuela, a la que dirigía.

Pero todo cambió cuando le comunicaron que el campeonato nacional, que en ese momento era amateur, había adelantado su fecha de inicio, y que en tres semanas ya disputaban el primer juego.

El entrenador y los refuerzos no podían adelantar su viaje al país, al estar en competencia con el combinado llanero, por lo que a Vásconez le tocó dejar atrás la planificación inicial y otra vez empezar de cero.

Fernanda Vásconez con el trofeo de la Superliga femenina que ganó con Ñañas, fruto de un sólido proceso.HENRY LAPO

Fer hizo de diseñadora y elaboró el primer arte para invitar a las chicas que quieran integrarse al equipo, y lo publicó en sus redes sociales. Esa misma vía aplicó para conseguir técnico.

Para el día de la convocatoria esperaba que lleguen unas cinco deportistas, pero superaron las cuarenta. Al mando de Samy Ariza, quien también se metió de lleno en el proyecto, el club logró ser campeón de la Segunda Categoría y vicecampeón de la Serie B, en tres meses.

Este fue uno de los tantos inconvenientes que tuvo en su camino, como cuando no reconocieron el título que consiguieron en el campeonato clausura de 2018 y tuvieron que jugar una final con el monarca de 2017, para definir a un solo ganador de las dos temporadas. A esto se sumó la decisión de última hora de tomar en cuenta los goles de visitantes, lo que dejó a Ñañas oficialmente sin la estrella.

Pero el golpe más fuerte para Vásconez llegó en 2019, con la creación de la Superliga femenina. El reglamento establecía que solo clubes masculinos podían participar con sus representativos de mujeres, lo que dejaba al cuadro rosa sin poder competir.

“Hasta ese momento los equipos que tenían el respaldo de un club masculino no tenían ni una sola jugadora y la Federación determinó el pase libre. Se llevaron a todas las futbolistas de los clubes que por años jugamos el torneo amateur. No entendía cómo en un torneo femenino no podía participar un equipo formado por mujeres”, indica sorprendida al recordar ese momento.

Pero su espíritu de lucha le ayudó a dejar atrás las lágrimas que le provocó esa decisión y con el apoyo de su familia empezó la lucha por tener la posibilidad de competir.

Fer resalta la figura de su padre, Marcelo Vásconez, de quien señaló es un soñador y tiene grabado el momento cuando “me dijo que debo luchar para que se cambie el reglamento. Era eso o nada. Ñañas seguía perdiendo plata, que salía de mi bolsillo, de lo que trabajaba en otros lugares”.Fue a la Asamblea Nacional y presentó un proyecto para la declaratoria del Día Nacional del Fútbol Femenino, que se hizo realidad el 7 de marzo de 2019, y que fue clave para que el conjunto capitalino pueda ser parte de la Superliga.

Fue un empezar de cero nuevamente. Vásconez y el entrenador Francisco Ramírez iniciaron la búsqueda de jugadoras y formaron un plantel que dio la sorpresa al obtener el vicecampeonato y clasificar a la Copa Libertadores. Ese fue el impulso para que se inicie un proyecto que tenía como meta ser campeonas en tres años.

Alegría y Ana, hermanas de la futbolista, le apoyaron en su sueño, al igual que sus padres.GUSTAVO GUAMAN

Las dos siguientes temporadas, Ñañas repitió el vicecampeonato, de los cuales el que más dejó huella fue el de año 2021. “Nos golpeó fuerte a todos. Panchito (el entrenador) me dijo que no quería seguir. Le pedí que salga de vacaciones y después me diga su decisión, y empecé a armar el equipo”, rememora.

Ramírez apostó por continuar y armaron un plantel de 20 jugadoras, de las que Vásconez resalta “sienten la camiseta”. Esto cuenta quedó demostrado cuando las futbolistas recibieron mejores propuestas económicas de otros equipos, que contaban con el respaldo de los clubes masculinos. “De todas las chicas que queríamos que se queden, ninguna se fue”, afirma con orgullo. Por parte de Ñañas les responde con pagos puntuales de sueldos y afiliación al IESS.

Y empezó el camino hacia la tan ansiada primera estrella de la Superliga femenina, con la canción ‘Creeré’ como himno. Paso a paso dejaron en el camino a equipos que tenían el cartel de favoritos, como Barcelona, al que eliminaron en semifinales, y que tuvo un sabor especial. “Antes de jugar las semifinales aparece en las redes sociales que Barcelona ya tenía su torneo preparatorio para Copa Libertadores en Colombia. Ya daban por hecho que nos eliminarían. Mis chicas se motivaron más, les dije que para ser campeonas hay que vencer a los mejores, y se vio en el 4-0 de la ida”, resalta.

En la gran final, Fer cumplió el sueño de retirarse de las canchas siendo campeona. Confiesa que tras el pitazo final, que determinaba que habían ganado el título, quedó en shock. “Sentía la adrenalina de haber vuelto a jugar. Estaba feliz, pero quería llorar. Fue exactamente el retiro que soñé. Alzando la copa, con la pirotecnia, con las chicas y mi familia alrededor”, confiesa.

En su piel tiene plasmada esa fecha especial con un tatuaje en el tobillo con el logo de Ñañas con una estrella en la parte superior. “Lo hicimos en conjunto con Marieth Pérez y Karen Páez”, futbolistas colombianas que llegaron hace dos años al plantel y que con la arquera Andrea Vera se han convertido en grandes amigas de Vásconez.

Ahora, de lleno en su función como dirigente, Fer atiende reuniones y ultima detalles para dar pelea en la Copa Libertadores, pero sin dejar de admirar el trofeo de la Superliga, que es el símbolo de haber superado varios obstáculos para cumplir un sueño.