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Exárbitros ecuatorianos imparten justicia en Estados Unidos
Unos 30 exárbitros de Ecuador forman parte de Hudson Referees, grupo que dirige varios torneos de fútbol en Estados Unidos. Tiene harto ‘camello’.
Algunos pitaron a nivel profesional, otros incluso llegaron a recibir la escarapela FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), pero luego de colgar el silbato en Ecuador decidieron irse a vivir a Estados Unidos en busca de días mejores.
Cada uno lo hizo por distintos motivos, con diferentes sueños, pensando en dedicarse a otras actividades, pero la pasión por el arbitraje los volvió a juntar.
Jonnathan Marca y José Zambrano, este último con amplia experiencia a nivel nacional e internacional, le dieron vida a la agrupación Hudson Referees.
Este gremio integra a 30 árbitros tricolores que se encargan de impartir justicia en distintos torneos amateurs, colegiales, universitarios y demás, que se dan en territorio gringo.
“Con José coincidí una vez en un partido en Ecuador, yo fui cuarto árbitro y él estaba como juez de línea. Pero hace algún tiempo nos volvimos a topar acá en Estados Unidos, en una cancha, y desde ahí empezamos una amistad y este proyecto”, explicó Marca.
En 2017, Zambrano tomó la decisión de ir a buscar suerte en la Yoni, a raíz de que le fueron cerrando las puertas en el arbitraje nacional.
“En el 2017 me retiraron dizque por la edad. Tenía apenas 35 años. Pero todo fue porque un dirigente (no dio el nombre) me llamó para sobornarme. Le dije que no y lamentablemente ese dirigente era miembro de la Comisión de árbitros y me dijo que me iba a destruir. Por eso mejor decidí venirme. Estaba decepcionado”, contó.
Pese a esa mala experiencia, el manabita aseguró que haber llegado a EE. UU. fue la mejor decisión que pudo tomar. “Me vine por una invitación de Daniel Espinoza (exárbitro). Él estaba pitando acá y me llevó a varios partidos a dirigir. Al principio venía por tres meses, pero como había bastante trabajo me terminé quedando”.
Antes de crear la agrupación Hudson Referees, Zambrano solo se dedicaba a dirigir partidos, pero que por la COVID-19 los torneos de fútbol perdieron fuerza y tuvo que buscar algo más.
“Antes de la pandemia solo vivía del arbitraje, me hacía $1.200 a la semana y estaba feliz porque ganaba más que como árbitro en Ecuador, donde el sueldo era de $2.000 o 2.500. Pero la pandemia fregó todo y me tocó buscar algo fijo. Entré a una empresa donde me dedico a la parte eléctrica y los fines de semana ejerzo de árbitro”.
Al principio, Zambrano no estaba tan convencido de crear la agrupación arbitral en Estados Unidos, pues reconoce que es de “pocas pulgas”.
“Sé que manejar grupos es complicado, ya que cada persona tiene su forma de ser y no tolero malos comportamientos o faltas de compromiso, pero afortunadamente tenemos un grupo serio y hasta ahora no ha existido problema alguno”, sostiene el manabita.
En Nueva York y ciudades cercanas, los pitos tricolores han ganado notoriedad, por lo que cada semana tienen “full trabajo”.
“Acá hay cientos de torneos que organiza la comunidad latina. Afortunadamente nos hemos ganado un espacio, nos llaman de todos lados porque saben que tenemos exárbitros profesionales, que incluso en su momento fueron FIFA. Estamos orgullosos de lo rápido que hemos crecido. Actualmente contamos con treinta árbitros ecuatorianos”.
CANSADO DEL 'MANOSEO'
Vinicio Espinel es otro de los exárbitros nacionales que llegó a Estados Unidos para unirse al grupo de Hudson Referees. También optó por buscar un mejor futuro para su familia, ya que estaba “apretado” económicamente.
“Había dejado de pitar en 2020, pero todo estaba complicado, tenía algunos inconvenientes económicos. Así que hablé con José Zambrano y me indicó de que acá había oportunidad para seguir pitando y eso lo palpé de inmediato, pues a los tres días ya estaba trabajando en cancha”, mencionó Espinel.
El quiteño, de 41 años, reveló que se fue decepcionado del gremio arbitral ecuatoriano, debido a que hubo “manoseo” en la Comisión Nacional de Arbitraje.
“Hubo muchos temas a nivel político que interfirieron en la Comisión. No compartía mucho con el pensar de quienes manejan esta Comisión, por lo que decidí retirarme”, justificó.
Según Espinel, por este motivo podría haber bajado el nivel del referato ecuatoriano. “Antes no teníamos la tecnología, la comunicación que hay ahora y nos tocaba tomar decisiones con base al conocimiento que teníamos. En cambio, los árbitros de ahora tienen miedo de exhibir una roja en un partido de los bravos y prefieren apoyarse en el VAR”.
El también exjuez FIFA indicó que muchos de los nuevos réferis no han tenido el mismo recorrido que se tenía antes.
“Yo empecé pitando barriales, interprovinciales. Esa es la mejor escuela para cualquier árbitro, pues ahí conoces cómo se debe manejar la adrenalina, ya que en esas ligas sabes que si te equivocas te pueden pegar y eso te lleva a cometer menos errores”.
Espinel aseguró que como árbitro consiguió muchos objetivos, pero que se quedó con la ‘pica’ de uno: expulsar a Matías Oyola. “Eso fue lo único que me quedó pendiente (risas). Con Oyola nos cruzábamos de palabra. Le decía que me dé una oportunidad para botarlo, pero él es un jugador muy inteligente, mañoso, sabía cuándo pegar. A duras penas le pude sacar amarillas”.
De todos los partidos que dirigió profesionalmente, pitar la final de ida de 2015, entre Emelec y Liga de Quito, “fue muy especial”, pero el duelo que más le gustó fue el que se dio entre Independiente-Barcelona, en noviembre de 2014.
“Ese partido en primera instancia no me tocaba, pero unos días antes me lo asignaron. Sabía que iba a ser complejo manejarlo, pero ese día demostré que a mí no me temblaba la mano, pues saqué siete amarillas y expulsé a los dos arqueros de Barcelona (Máximo Banguera y Damián Lanza)”. Ese duelo es recordado también porque el atacante argentino Isamel Blanco terminó como golero del Ídolo.
Espinel trabaja de lunes a viernes como conductor en una empresa de mecánica automotriz. “Acá estoy realizando algo que nunca pensé, al principio fue duro, pero es un trabajo bueno económicamente y además me da tiempo para pitar los fines de semana”.
Así, estos compatriotas siguen haciendo sonar su silbato lejos de su tierra natal, con menos ‘puteadas’ de los hinchas, pero con más billete.