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“Cuesta dormir antes de un Clásico, se juega al filo de la navaja”
Iván Hurtado y otros exjugadores de Barcelona y Emelec cuentan anécdotas del Clásico.
Un maletín repleto de dinero para motivar a los jugadores. “Este es el premio si le ganan a Emelec”, había ofrecido Leonardo Bohrer presidente de Barcelona en 2002, quien deseaba que sus futbolistas ganen el Clásico del Astillero a como dé lugar.
Así lo cuenta Eduardo Hurtado a Diario EXTRA, quien ríe mientras recuerda la anécdota. El Tanque, quien aquel entonces mostraba su potencia goleadora con la camiseta de Barcelona. Relata que esperaban llevarse el billete, pero tras ir ganando 2-0 en el primer tiempo, Emelec lo empató.
“Ese iba a ser el incentivo económico, eso nos motivó, pero además recuerdo que los Clásicos eran muy intensos. No importaba cómo estén los equipos, son partidos que quieres ganar siempre”, rememora el exdelantero, quien vistió la camiseta del Bombillo y fue campeón en 1994, pero también se puso la del Ídolo en 1996 y 2002.
“Para jugar esta clase de partidos se necesitan muchas ganas, paciencia y poner todo en la cancha. Si llegas a hacer un gran compromiso es inolvidable, si lo haces mal, también”, concluye el Tanque.
“Se juega al filo de la navaja”
Para Iván Hurtado, quien debutó en Emelec (1992-95) y luego jugó en Barcelona (2002-2003, 2008, 2011), los Clásicos eran partidos rotundamente especiales. Sin pelos en la lengua admite ser emelecista y dice que por “cuestión profesional” fichó por el adversario del barrio.
“Es tu enemigo acérrimo, tu rival de barrio. Todos lo quieren ganar, es un partido de de vida o muerte”, así lo siente aún el Bam Bam, quien fue bicampeón con el Bombillo (1993-94).
El insomnio se activa
“Quien diga que podía dormir tranquilo antes de un Clásico, miente”, asegura Eduardo Hurtado. Iván Hurtado coincide y recuerda de las concentraciones: “Pasa eso de que algunos no pueden dormir bien, otros terminan durmiendo muy tarde”.
Para Moisés Candelario, quien también dice ser emelecista hasta que “Dios me de vida”, conciliar el sueño también era complicado la noche anterior al duelo más trascendental del balompié ecuatoriano.
“Uff.. Era difícil dormir. En esa clase de partidos puede faltar lo que sea, puedes jugar bien o mal, pero no puede faltar la personalidad y la seguridad en el campo de juego”, afirma Candela.
Carlos Hidalgo, quien defendió los ambos equipos, resume que la mística de los Clásicos se vive hasta en las divisiones formativas. “Desde los nueve años los jugaba con la camiseta azul, luego me tocó ponerme la amarilla
por cuestión profesional, pero siempre son partidos especiales, distintos”, comenta.
“Hay que tener actitud, ser inteligente a la hora de hablar con el árbitro. Cada vez hay menos líderes en la cancha y eso hace falta en un Clásico. Hoy no atraviesan el mejor juego, ninguno juega tan bonito, pero los Clásicos no se juegan, se ganan”, analiza.