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CienPiés, la historia del club de fútbol de mujeres amputadas que sueñan con ir al Mundial
Un grupo de mujeres con movilidad reducida conforman el club CienPiés, equipo que busca acudir a la Copa del Mundo
Ocho mujeres, de entre 19 y 36 años, integrantes del primer club de fútbol 7 de mujeres amputadas, buscan trascender las fronteras de Ecuador y convertirse en la selección nacional para competiciones internacionales, con el Mundial de Barranquilla (Colombia) como su primera meta.
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De concretarse, el de Ecuador sería el segundo equipo nacional de Latinoamérica, después de Colombia, comentó la directora de la Fundación CienPiés, Diana Armijos, una deportista de 36 años que a los 19 perdió su pierna izquierda debido a un cáncer.
El club, que se inaugurará el 2 de marzo, busca el cupo para participar como selección en la Copa del Mundo, que tendrá lugar del 5 al 11 de noviembre próximo.
“Estamos peleando eso, porque ha habido varias trabas, pero estamos entrenando igual, entrenamos todos los sábados”, dijo Armijos al revelar que el principal problema para llegar a Barranquilla es que la Federación de las Personas con Discapacidad no ha pagado la membresía correspondiente.
El proyecto del Club Deportivo Paralímpico CienPiés inició en octubre de 2023 con un capital semilla otorgado por la Embajada de Francia en Ecuador, con el que pagan al entrenador, al preparador físico y compran muletas, equipos y uniformes.
- Accidentes, cáncer, bala perdida
Las jugadoras entrenan en la Mitad del Mundo, en la zona norte de Quito, pero no todas son de la ciudad.
“Viajan todos los viernes para entrenar aquí los sábados”, contó Armijos al agregar que las jugadoras regresan los domingos a sus provincias.
Con el apoyo de la Embajada de Francia también financian en parte el traslado de las jugadoras, quienes además deben cubrir su hospedaje y alimentación, por lo que buscan más apoyo para las deportistas, que viajan varias horas por carretera desde provincias como Santo Domingo de los Tsáchilas, Manabí y Esmeraldas.
Armijos integraba la selección de la universidad en la que estudiaba en Guayaquil cuando, a los 18 años, le detectaron un cáncer en la tibia de la pierna izquierda (osteosarcoma).
“Desde ahí cambió toda mi vida, cambió mi carrera, cambié de ciudad. He estado entrenando levantamiento de pesas, pero no es el deporte que realmente me llena. A mí me encanta el fútbol”, aseveró.
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Sobre sus compañeras, comentó que casi todas sufrieron amputaciones por accidentes de tránsito y una debido a una bala perdida.
- Más fuerza de lo normal
Si jugar fútbol en condiciones normales exige esfuerzo y disciplina, hacerlo con una extremidad amputada demanda aún más empeño, dedicación y coraje, pues requieren muletas para correr, por lo que a la fuerza necesaria en las piernas se suma la indispensable en los brazos.
Pero la adrenalina es la misma, dijo al anotar que ello les permite “olvidarse de todo y concentrarse en el campo con el balón”.
“Es como un juego de ajedrez porque tienes que saber cómo pasar a tus compañeros, las estrategias y todo, para saber dónde va a llegar el balón”, relató e indicó que, aunque es mucho más esfuerzo, les “mantiene vivas” porque pueden volver a hacer lo que les gusta.
“Lo más difícil es soltarse y perder ese miedo de que te vas a caer y te vas a golpear el muñón”, pero “cuando estás cubriendo, cuando estás jugando, te olvidas de eso y si te caíste, te caíste y te volviste a levantar”, enfatizó.
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