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Chito Vera y la historia con su hija Ana Paula: su primer 'nocaut' fue en casa
La primera pelea brava del ecuatoriano fue en 2015 fuera del octágono: lograr que su hija Ana Paula pueda sonreír. Esta es su historia
“Peleo por mi familia, especialmente por mi hija... Mis sueños se harán realidad”. Con esas palabras, Marlon ‘Chito’ Vera, el 18 de marzo de 2017, le gritó al mundo, entre lágrimas, tras ganarle a Brad Pickett con un nocaut, que tenía hambre de gloria y que no pararía hasta ser el número uno de la UFC.
La primera parte de esa promesa ya la cumplió; mientras que la segunda puede cumplirla este 9 de marzo cuando pelee por el cinturón de la categoría del peso gallo, ante Sean O’Malley.
Aunque la pelea con Pickett no fue la primera en la UFC, ni tampoco la primera en la que ganaba, sí es una de las más recordadas del ecuatoriano, no solo porque venció por primera vez a una leyenda, justo en su pelea de despedida y con una de sus clásicas patadas, sino porque ese triunfo elevó su ‘hype’ (la expectación en su carrera) y lo ayudó a ponerle fecha al ‘final feliz’ de la primera batalla de su vida.
En el documental de su carrera en la Ultimate Fighting Championship, mientras habla de su camino, recuerda que “detrás de cada éxito, existe un gran motivo”. En su caso, ese motivo siempre tuvo nombre: Ana.
Y es que si bien a lo largo de sus 22 peleas en la UFC, vivió victorias y derrotas en el octágono, su verdadera ‘pelea’ le llegó incluso mucho antes de darle la mano a Dana White. Sucedió en su hogar cuando él tenía 18 años, su esposa 17 y su primera hija dos días de vida.
Anita, como también le dicen de cariño a la hoy adolescente, fue diagnosticada con el síndrome de Moebius, una enfermedad congénita que afecta a uno de 50.000 personas en el mundo y cuyo síntoma más visible es la parálisis facial.
Ella, hasta los 7 años no podía sonreír, aunque su corazón rebosara de felicidad. Su gesto fue el mismo todos los días, hasta que Chito, a puro golpe y perseverancia, lograra conseguir más de $ 80.000 para la cirugía que le cambiaría la vida.
De acuerdo a lo que dice la Medicina, el Moebius no tiene cura, pero los pacientes reciben intervenciones como la denominada “cirugía de la sonrisa” a la que accedió Anita en 2018. Esta consistió en trasplantarle un trozo de músculo a su cara para mejorar su movilidad facial. “Los resultados fueron increíbles”, le cuenta María Paulina Escobar, esposa de Marlon Vera a EXTRA, a pocos días de la gran pelea.
“Ana Paula va a cumplir 13 años, es una adolescente activa y sociable que se ha adaptado muy bien a la vida en Estados Unidos. Aunque extraña Ecuador (especialmente su comida), está feliz y saludable. Habla mucho mejor, come mejor y la escuela acá tiene muchos recursos para ella”, explica Escobar.
María Paulina, esposa y pilar fundamental en la carrera de Chito, como él mismo lo ha dicho muchas veces, abanderó una campaña en el 2015 que llevaba el nombre ‘Una sonrisa por Ana Paula’. Su finalidad, no era la cirugía, porque en ese fin ya trabajaba su esposo y siempre confió en que lo lograría, sino fue darle visibilidad a la enfermedad y lo hizo con ayuda de las redes sociales y medios como EXTRA y EXPRESO.
Gracias a esta campaña y a todas las veces que Chito habló de su lucha por Anita ante la prensa, Paulina está segura de que ganaron esa batalla con creces. No solo porque su hija logró sonreír, sino porque está segura de que muchas familias hoy también sonríen al superar, con su historia, un diagnóstico equivocado.
"SIEMPRE HEMOS ESTADO LISTOS": MARÍA PAULINA
Para llegar al lugar en el que se encuentra Chito dentro de la UFC se realizaron sacrificios familiares: varios meses con el único contacto de una videollamada y, luego, dejar de raíz el calor del hogar para acompañarse y hacer una nueva vida en California (EE.UU.). Sin embargo, al preguntarle a María Paulina si valió la pena, ella responde sin titubear: “Siempre digo que si tuviera que repetir todo lo vivido para estar donde hoy estamos, lo volvería a vivir mil veces más”.
Asegura que es imposible poner en palabras lo orgullosa que se siente de su esposo, “lo admiro un montón y es increíble todo lo que hace. Los niños están emocionados. Aman a su papá y están orgullosos de él”, agrega.
Sobre si están listos para ver a Chito coronarse campeón, ella afirma que “estamos listos desde el momento que él decidió ser un peleador profesional. Siempre supimos que llegaría lejos”, concluye.
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