Con apenas 1,40 metros de estatura, Ginger Nasimba se robó todas las miradas durante el cotejo entre PSL (Por Siempre Leales) y Barcelona, por la final del torneo femenino de fútbol once en la Liga Barrial Nueva Aurora, al sur de Quito.

Sobre el costado derecho, en la línea de volantes, Ginger fue imbatible, por su gran velocidad y regate, volviéndose muy difícil de marcar en sus avances hacia al área. Su habilidad generaba curiosidad entre quienes la veían por primera vez, pues además aparenta menos de los 20 años que tiene.

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Pero en realidad, a Gigi la conocen en el barrio desde hace algunos años, pues a los 12 se inició en el fútbol y en la actualidad es parte de varios equipos, mostrando cada fin de semana su talento en hasta cuatro barrios del sur de la capital.

“En este equipo, PSL, estoy ya tres años, me trajo mi cuñado, pero además juego en La Joya, La Victoria y atrás de Guamaní, en El Dorado”, cuenta a EXTRA, lamentando no haber podido asistir a otro juego porque chocaban los horarios y dio prioridad a la final.

Su decisión fue la correcta, pues junto a su equipo consiguieron el título en un partido que, aunque resultó complicado en la primera parte, después acabó en goleada 3-1.

A pesar de que Barcelona había atacado más en el primer tiempo, PSL pudo adelantarse tras un tiro de esquina que ocasionó un mal despeje, al que llegó Maritza Chalán para rematar potente al arco.

En el segundo tiempo, Barcelona replanteó el equipo con un par de cambios que no resultaron y, de hecho, facilitaron los espacios para dos nuevos goles, el uno con Chalán concretando por el centro, y el otro por autogol de la arquera Verónica Simbaña.

A Barcelona, que mejoró en los últimos minutos, apenas le alcanzó para descontar con un tanto de tiro libre de Gabriela Cabrera, quien festejó a medias, pues sabía que el 3-1 estaba firmado y el título iba a ser para PSL.

A pesar de la derrota, la número 7 de Barcelona, Angie Bermeo, no dejó de intentar hasta el último minuto con cada pelota que llegaba hasta la zona delantera. Al final, su frustración hizo que se retirara del campo sin siquiera recibir la medalla de segundo lugar, pues había viajado doce horas desde Puerto López, Manabí, con la ilusión de alzar el trofeo.

“Da coraje, porque teníamos oportunidades, abrir mejor el campo, a veces eso es lo malo del fútbol femenino, que cierran los espacios, teniendo la cancha amplia para correr, generar y demostrar fútbol”, explicó sobre su enojo y la idea de juego que no lograron entender en su equipo.

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Y claro, venían faltas de fútbol, ya que el torneo en la fase regular había acabado en octubre de2023, dejando para este 2024 las finales. Por eso, de hecho, Angie no había jugado desde entonces, ya que justamente debió partir hacia la Costa para su año de servicio rural tras graduarse de enfermera.

Ya menos enfadada, manifestó su deseo de disputar próximamente otra final y reivindicarse, pues participa hace diez años en barriales, el fútbol es la pasión de su padre y de su hermana Cindy, que juega junto a ella, y no puede creer que, en todo ese tiempo, solo una vez ha sido campeona.

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