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Ángelo Preciado sí estará en la final de Asunción
La historia del jugador de Independiente del Valle, es de película. Ahora se recupera para estar en la parte final del torneo.
Aunque el dolor estaba presente, Ángelo Preciado, jugador del Independiente del Valle, lo que deseaba era aportar todo su esfuerzo al equipo. Sin embargo, en el minuto 64 no pudo seguir, el dolor era insoportable. Se le intervino la fractura de su quinto metatarsiano del pie derecho.
Este joven es una de las nuevas caras del fútbol ecuatoriano. Detrás del veloz jugador hay una historia de vida, sobre todo, cuando su papá estuvo detenido.
EXTRA habló con el volante, quien estará en la banca de suplentes en la final de la Copa Sudamericana ante Colón, el 9 de noviembre, en Asunción, Paraguay.
¿Ya había tenido una lesión grave?
A inicio de año perdí varios partidos del torneo por una lesión de meniscos, pero gracias a Dios volví a jugar. Ahora espero salir de esta situación.
Venía jugando la mayoría de los encuentros...
Sí y de la lesión que ahora tengo tenía un dolor soportable, ya que podía jugar. Quería aportar en todo, no quería dejar de lado los juegos, pero luego se me fracturó el hueso.
¿Sabía que podía darse la fractura?
Era un dolor leve por ratos y pensé que no era tan grave. Luego los doctores me dijeron que tenía esa lesión. En Brasil me molestó un poco y en Quito tuve que salir por la ruptura.
El dolor fue doble... la lesión y quedar fuera de la Sudamericana...
Duele, parecía que iba a durar un mes la recuperación y pensé que estaría en la final. Pero ahora será más tiempo. Quería estar en la final, porque jugar un partido así nadie sabe si se volverá a repetir.
¿No jugar la final le afecta?
Sí, pero qué más toca, ahora solo hay que pensar en lo que se viene y apoyaré desde fuera de la cancha a mis compañeros.
Se va a Asunción...
Vamos a traer esa Copa, mis compañeros están concentrados en eso. Gracias al cuerpo técnico y los directivos estaré desde el banquillo de suplentes. Esta es la segunda vez que me pasó, la primera fue en el 2017, en la final de la Copa Libertadores sub-20, me tocó apoyar desde fuera.
¿Un hincha más?
Sí, pero a darles todo el respaldo.
¿Qué se viene ahora?
Espero estar para la segunda etapa de la LigaPro. En un mes ya podría hacer trabajos.
¿Cómo nace Ángelo Preciado en el fútbol?
Es una historia rara. El fútbol siempre me gustó, pero nunca lo vi como una profesión. Me tocó pasar momentos duros. Nací en Shushufindi, en el Oriente, luego me fui a vivir a San Lorenzo, Esmeraldas, a los tres años, con mi papá Ángel.
Estaba en una escuela de fútbol llamada Tocua, luego pasé con el profesor Wilder Chávez, quien siempre me ha apoyado.
¿Dónde jugó?
Me fui al Delfín de Manta, tenía 11 años, pero me regresé a Esmeraldas, no me acostumbraba a estar sin mi papá. Luego estuve en Guayaquil, pero volví a mi ciudad, donde mi padre, hasta que él cayó preso y me tocó quedarme con una señora para no perder el año de estudios, tenía 16 años. También tuve un paso por América, pero no pasó nada.
¿Qué hizo mientras su padre estaba preso?
Cuando pasó lo de mi papi, el profesor Wilder Chávez me invitó para un partido ante Independiente y el profesor Juan Carlos León que estaba en las reservas le gustó mi juego. Pasé las pruebas y me quedé hasta ahora.
¿Y qué pasó con su papá?
El dinero que comencé a ver en el fútbol sirvió de mucho para sacarlo de donde estaba. Siempre hemos sido unidos en todo, en las buenas y más en las malas.
¿Ángelo es un guerrero de la vida?
Con mi padre siempre lo tuve todo hasta lo que le pasó, pero son pruebas que uno tiene. Gracias al fútbol ahora disfrutó de él al máximo. Esperamos lograr el campeonato.
¿Ese look desde cuándo lo luce?
Mi madre dice que con este peinado soy igual a mi abuela Marlene, a quien no conocí. A mi papá le gustaba cortarme bien chiquito el pelo, pero no me agradaba. En el 2016 me cortaron el cabello cuando debuté en la primera categoría y desde ahí me lo dejo así.
¿Y quién lo ayuda con ese peinado?
A veces Joselyn Cabezas, mi esposa, ella me desenreda el cabello, pero me gusta usarlo así.