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Buena Vida

Durante los tres días de festejo, los tamboreros hacen sonar sus instrumentos.Cortesía

Tres días de festividad kichwa

Una vez al año esta comunidad realiza una fiesta larga en la que agradecen y comparten como una gran familia, brindan con chicha y bailan

Una veintena de hombres hacen sonar los tambores y con ese ritmo caminan formando un círculo en el centro del salón. Al rededor de ellos unas mujeres, algunas con dibujos en sus rostros, reparten chicha en cuencos de mate. Otros hombres, madres y sus niños, sentados, observan el ritual de los participantes.

Este es uno de los actos de la jista, una festividad realizada en la Comunidad de Unión Base de la Nacionalidad Kichwa, ubicada a cinco kilómetros de Puyo, en el cantón Pastaza, de la provincia del mismo nombre.

Como parte de esta celebración que duró tres días, los priostes salientes, Antonio Vargas y Heidi Guatatoca, compartieron con los nuevos: Gabriela Garcés y Fredy Tzamareña.

La jista, según explica Andrés Tapia, dirigente de comunicación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae), es una celebración ancestral en las comunidades de la Nacionalidad Kichwa de esta localidad oriental.

Esta ceremonia “se la realiza anualmente en los distintos territorios de la Nacionalidad Kichwa, asentada tanto en la cuenca de Bombonaza, del río Curaray y en los alrededores de la ciudad de Puyo”, explica Tapia.

Esta festividad ha adquirido transcendencia a lo largo de los años, porque con ella los integrantes de esta nacionalidad han impulsado la recuperación de los principios tradicionales de los hombres y mujeres, runakuna.

Los priostes salientes y los entrantes, Antonio Vargas y Heidi Guatatoca con Gabriela Garcés y Fredy Tzamareña, en un encuentro.Cortesía
UNA VEZ AL AÑO

La jista ha sido practicada desde tiempos históricos y las nuevas generaciones la siguen ejecutando y tratan de mantenerla vigente.

Esta festividad se cumple una vez al año, usualmente la tercera semana de diciembre y a veces coincide con la fecha en la que el mundo católico recuerda el nacimiento de Jesús.

Hace cientos de años, los líderes de los ayllus (comarcas) convocaban a todas las familias integrantes para compartir y agradecer. En la actualidad, las nacionalidades tratan de mantener esa costumbre.

El jefe de comunicación de la Confeniae sostiene que el festejo en la comunidad Unión Base “es un sincretismo con lo religioso, la fiesta del Niño. Esta festividad está combinada con la creencia ancestral”.

La jista es tiempo de compartir entre familias, de solidarizarse, de revivir las creencias de sus antepasados.
En los tres días de la jista festejan con chicha y tocan tambores.Cortesía

Tres jornadas para compartir

Día 1: Viernes

Shamunguichu.-

El día acordado, usualmente en la tarde, se recibe al grupo de cazadores y recolectores que retornan de la selva con los alimentos con los que prepararán el menú para la festividad. Ellos son recibidos con alegría por la comunidad. Los atienden con chicha.

Día 2: Sábado

Sisa mandachina.-

Desde el amanecer, la comunidad acompaña a los priostes en sus visitas. Les llevan flores a los nuevos y los invitan a compartir. Van acompañados por los tamboreros.

Los nuevos también tienen preparado jarrones con chicha para brindar. Al sonar de los tambores, hay baile y todo es alegría.

Este día hacen la minga para arreglar la iglesia para la misa al Niño.

Día 3: Domingo

Kamari.-

En este día se desarrolla con solemnidad el acto religioso, en el templo que fue arreglado previamente, y después del evento, los priostes son agasajados al ritmo de tambores.

Todos se reúnen para compartir el almuerzo colectivo preparado con aquello que los cazadores trajeron de la selva. Los tamboreros no dejan de tocar sus instrumentos, bailan, aplauden. Es un día de integración.