Desde que empieza el día, en la mesa de los ecuatorianos hay siempre uno que otro banano, tajadas de sandía, piña o papaya; y casi nunca falta una buena jarra de jugo de naranjas, toronja o maracuyá. La variedad de frutas en cada temporada es tan amplia en nuestro país, que es difícil hastiarse o habituarse al consumo de solo unos pocos de estos alimentos.

En realidad y sobre todo en Guayaquil, muchas son los tipos de frutas que la gente desdeña al verlas no solo en la tienda del barrio, mercados y supermercados, sino también en los árboles que crecen en sus casas. No es una cuestión de ahorro. Por desconocimiento del valor nutricional y a veces medicinal -o también por simple costumbre-, las personas pasan de largo al ver las carambolas, almendras, nigüitos, marañones y otros frutos que crecen en barrios urbano marginales y también en algunos predios de urbanizaciones.

"No nos gusta para comerlas, pero el árbol cargado de ellas se ve siempre bonito", comenta a EXTRA Manuela Álvarez, una habitante de Bastión Popular, en el noroeste de Guayaquil. Lo dice en referencia a las carambolas que tiene en su jardín que da a la calle.

Álvarez agrega que cuando la mata da el fruto en grandes cantidades, con el paso de los días estos se pudren en las ramas o caen por su peso, y los niños del barrio incluso suelen jugar con ellos, "pero nunca se los comen, porque dicen que es una fruta muy ácida".

Es difícil entender que esta indiferencia a ciertas frutos se haya mantenido en épocas de grandes crisis económicas en el Ecuador, como la de fines del siglo y milenio pasados por la crisis bancaria; y también en la actual pandemia, que ha dejado a cientos de miles de ecuatorianos sin ingresos económicos.

En estos duros momentos de pandemia en los que hay hogares con poco o nada para alimentarse, las frutas poco populares bien podrían incluirse en su dieta o servir para realizar pequeños emprendimientos que permitan un ingreso económico. Pero extrañamente, estos productos siguen siendo indiferentes al paladar de mucha gente.

A diferencia de Oceanía y Asia Oriental y el sudeste asiático, donde su consumo es común, en Guayaquil la carambola, también llamada fruta de estrella, no es muy apetecida. Existe la creencia de que esta y las grosellas solo son buscadas por las mujeres embarazadas cuando tienen antojos de comerlas con sal.

La misma indiferencia ocurre con las guayabas, el marañón, las pomarrosas y las guabas “de machete” y de “bejuco”, cuya temporada es justamente en este mes, agosto. La mayoría de estos productos ya casi no son voceados por los vendedores ambulantes, como hasta hace pocos años, y cuando alguno lo ofrece, tienen poca demanda.

"Todas las frutas son nutritivas", sostiene la nutricionista, Diva Sotomayor, quien explica que, por ejemplo, el marañón contiene vitaminas B1, B2, E, calcio y magnesio y que además es bueno para la memoria y para aliviar trastornos renales.

Sotomayor urge a la gente ser creativa a la hora de alimentarse y de buscar un ingreso extra. Por ejemplo con las grosellas estrelladas y carambolas, ella recomienda hacer conservas (mermeladas), batidos o consumirlas enteras como snacks de media mañana.

Con la nutricionista coincide el ingeniero agrónomo Ángel Carranza, quien cita por ejemplo que el marañón es rico en vitamina C y fibra. Esta fruta, cuyo nombre científico es Anacardium occidentale, es de un árbol que proviene del nororiente de Brasil y sur de Venezuela. Pero crece fácilmente en el suelo de Guayaquil.

A Carranza no le extraña que la gente no consuma estos productos frutales. dice que el ecuatoriano incluso no le hace caso a ciertas hortalizas. Precisa que el maíz procesado que se va a países vecinos como Colombia pero, "aquí lo comemos solo si está hecho snack pese a tanto derivados que tienen el maíz, el trigo...".

Este técnico recuerda una reciente visita al país de una misión técnica de China, la cual observó el potencial frutícola del Ecuador, e hizo demostraciones de los beneficios especialmente de la carambola, en una finca de Daule y en la Península de Santa Elena. Sin embargo esta visita promovida por el Ministerio de Agricultura y estuvo dirigida solo a productores pero no a consumidores.

PROMOVER EL CONSUMO

Por eso urge una campaña educativa que empiece con los niños, desde las escuelas, para promover el consumo masivo de frutas que son ricas en vitaminas , proteínas y tantos otros beneficios.

Organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también recomiendan el consumo de frutas y hortalizas "para ayudar a fortalecer tu inmunidad en estos tiempos de #COVID19".

Aquí te damos detalles de algunos de estos  productos a los que no le has parado mucha bola y cómo aprovecharlos:

Almendra, almendro de los trópicos o simplemente almendrón, le dicen al  Egombegombe Terminalia, cuyo árbol puede crecer de 5 a 16 metros de altura. Tiene las hojas grandes y anchas, un poco redondeadas en la punta, son recias y brillantes; de color verde y en época de secas se tornan rojizas antes de caer.  

Sus frutos son drupas que parecen mangos pequeños con un pico en la punta, son de color verde y conforme maduran, cambian a amarillo y rojo. Es originario de Asia tropical y hoy está presente en climas cálido y semiseco desde el nivel del mar hasta los 1100 m.  

En Guayaquil se ve mucho esta planta que prodiga buena sombra. El fruto aunque acá nadie se lo come, es delicioso y su semilla tiene casi el mismo sabor de la popular almendra cultivada en climas templados (Prunus dulcis)y al igual que ella es rica en vitaminas, minerales y aceites. Un uso muy común en algunos países de Asia es en los acuarios, donde se ponen hojas secas de almendro las mismas que eliminan los tóxicos del agua y mejoran la salud y la reproducción de los peces.