La congestión vehicular en urbes como Quito o Guayaquil ha provocado que conducir al trabajo, la escuela, a casa… se convierta en un suplicio. Pero el malestar no solo es emocional, sino que quienes están muchas horas detrás del volante también experimentarán trastornos físicos.

Así lo asevera Víctor Álvarez, expresidente del Colegio de Médicos de Pichincha. En su experiencia, el especialista señala que puede causar problemas tanto musculares como óseos. “En lo primero, nuestros músculos empezarán a perder su tonalidad. En lo segundo, quien conduce por mucho tiempo tendrá problemas, principalmente como la escoliosis o lumbalgia”, señala.

La circulación

Sin embargo, Álvarez indica que a más de la musculatura y los huesos, los choferes pueden experimentar otros problemas como los vasculares. “Al estar mucho tiempo en una posición sedente, las piernas tendrán inconvenientes a largo plazo”. No habrá una buena contracción venosa por lo que se correrá el riesgo de padecer várices.

Calcio para todo

Andrés Tapia, médico especilista en rehabilitación, explica que para evitar trastornos musculares, óseos y circulatorios, lo importante es disminuir la ingesta de azúcares y grasas si se va a manejar por períodos prolongados.

“Debido a que el cuerpo no tiene demasiado movimiento, estos compuestos generarán una acumulación de depósitos de grasas. Lo consiguiente será que la persona sufrirá de problemas cardíacos”, asegura.

Evelyn Astudillo, doctora en nutrición, especifica que todo tratamiento tiene que ser valorado de manera individual. “Se debe medir el consumo de carbohidratos y grasas”.

Aunque los conductores pueden enfocarse en consumir alimentos ricos en calcio, ya que estos propician no solo un desarrollo óseo saludable. “También ayuda a la contracción muscular y a la coagulación, vital también para la circulación”, acota.

Un alimento importante que combate al colesterol malo. Asimismo, tiene propiedades antioxidantes para ayuda muscular.

Es un alimento que ayuda principalmente al corazón que puede tener problemas con el paso de los años. Ayuda a la coagulación de la sangre.

Es un derivado de la legumbre que le da su nombre y que tiene cualidades similares a las de los lácteos. Solo que tiene una ventaja: los intolerantes a la lactosa pueden consumirla. Ideal para los huesos.

Es una fruta rica en antioxidantes, los cuales son vitales para ayudar a la circulación. Además, tiene propiedades que ayudan a procesos antiinflamatorios. Puede consumirla en jugo.