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Cuenca: De casa de ebrios a sede cultural
Una casona de siglo y medio de construida, que se utilizó para varias funciones, es ahora uno de los centros de exposiciones de la ciudad
Detrás de la fachada blanca de la estructura que parece un templo hay tres edificaciones inferiores separadas por patios internos que constituyen los jardines, en los cuales se respira el arte y se guarda parte de la historia de Cuenca. Se trata del Museo de Arte Moderno de Cuenca.
Es una de las casas patrimoniales que tiene algo más de 150 años y, con una cúpula en su frontis, luce imponente sobre uno de los costados del parque de San Sebastián.
Al interior, los espacios están divididos en un auditorio, una biblioteca y talleres de pintura para niños, pero se los identifica a través de colores, azul, amarillo, naranja, verde.
Para las salas principales expositivas y otros 15 espacios menores, en los que se hacen exposiciones eventuales, se designó el azul y amarillo.
El área destinada para la administración es de tono naranja y el auditorio, en verde.
En diciembre próximo, en esta edificación patrimonial se realizará la XV edición de la Bienal del Cuenca con la participación de alrededor de 30 artistas, entre ellos un colectivo.
UNA CÁRCEL
El quehacer artístico dentro de esta vivienda empezó hace 40 años. Antes, funcionó como una cárcel y retrocediendo más en el tiempo, fue una casa de temperancia (moderación), como también se la conoce.
Según los registros históricos de la capital azuaya, la edificación fue levantada con la guía del redentorista alemán Juan Bautista Stiehle, constructor de la Catedral Nueva y otros templos cuencanos.
Cuenta el investigador Adriano Merchán que, en 1876, el obispo Miguel León, al descubrir a un miembro del clero ebrio en la calle, decidió constituir una casa para la rehabilitación de alcohólicos.
Era una de las esquinas de lo que hoy es el parque de San Sebastián, donde el borrachito se ahogaba en una acequia.
El obispo, refiere el investigador, aprovechó de la oscuridad para cargar en hombros al cura ‘chumado’ y llevarlo a su vivienda para evitar un escándalo público.
Posterior, con la ayuda del comisario de Policía de aquel entonces, Mariano Estrella, el sacerdote buscó un sitio para la rehabilitación de alcohólicos. Para la construcción se contrató a Juan Bautista Stiehle, y una vez terminada la obra, la llamaron Casa de Temperancia.
Inicialmente, la vivienda con varias habitaciones fue administrada por la Municipalidad de Cuenca. Inclusive, desde 1896 hasta inicios de 1900 se la llamó ‘La casa de los ebrios’.
EL CAMBIO EN 1980
Por una fuga de internos, la administración del centro de rehabilitación de alcohólicos pasó a manos de la Conferencia San Vicente de Paúl.
Desde 1917 y durante 22 años funcionó como Centro de Rehabilitación Social de Varones o cárcel de Cuenca.
El local sirvió también como patíbulo, asilo de ancianos, escuela de trabajo infantil; hasta que en 1980, ingresó a un proceso de restauración completa. Un año después se convirtió en Museo de Arte Moderno, siendo desde 1985 la sede principal de la Bienal de Cuenca, que se desarrolla cada dos años.
Así, esta casona que fue levantada para atención a personas enfermas, ahora es un centro de exposiciones y sede cultural en Cuenca.
Entre 1917 y 1935 el bien estuvo bajo la administración de la Jefatura de Salud.
En 1939, la Junta de Asistencia Social ocupó el local para asilo de ancianos.
En 1940 empieza a funcionar como escuela de trabajo y hogar infantil.
En 1960 entra a funcionar la Gota de la Leche, que era un proyecto para ayudar a las madres sin recursos. Este programa culminó a mediados de la década de los 70. (JM)