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Buena Vida
Siembra: Así le enseñas a respetar la naturaleza a tu hijo
Crear un huerto con un niño es mucho más que una actividad compartida, es un espacio en el que combinas el juego y el compromiso
Los jardines adornan las casas y además se conjuga la naturaleza con la vida moderna.
Sembrar ofrece bienestar emocional, reduce el estrés, aumenta la concentración y más.
La educadora Mariuxi Montenegro de Ortiz asegura que la naturaleza como tal permite a los niños aprender de las maravillas que nos ofrece la vida.
En estos tiempos se escucha hablar del ‘trastorno por déficit de naturaleza’, que es más que probable que tenga efectos profundos en su salud y bienestar.
La experta explica que los niños que crecen con poco contacto con el mundo natural llegan a verse a sí mismos como separados, se sienten desconectados de la naturaleza, lo que podría desarrollar biofobia (miedo a la naturaleza o a la vida), además de otra serie de problemas de adultos, como estrés, ansiedad, fatiga, asma, hiperactividad, obesidad, falta de vitamina D…
Una forma de interactuar con la naturaleza desde casa es crear un huerto con los niños. Andrea Fiallos, fundadora y presidenta de Fundación La Iguana, nos enseña en compañía de sus hijos Mikela y Miguel Macías a sembrar y a cosechar frutos.
En ambas actividades es importante hacer una oración como muestra de gratitud a la Madre Tierra.
La activista dice que sembrar los alimentos le sirvió para que sus pequeños aprecien los vegetales. “Desde pequeños los incluí en este mundo para inculcarles una vida saludable”.
Pasos para sembrar
1. Haz un hoyo. Como herramienta puedes utilizar una minipala o algún objeto con punta.
2. Agrega el abono o algún tipo de sustancia que contenga nutrientes.
3. Dale amor a tu planta. En esta siembra se le dio un beso a la raíz.
4. Entierra la planta en el hoyo y luego aplasta con los dedos para sacar las burbujas de aire. Finalmente, riégala con mucha agua.
Para cosechar
Las verduras y frutas estarán más crujientes y frescas si las cosechas temprano por la mañana.
Una vez cosechadas, disfruta del fruto y de tu trabajo. Pocas experiencias pueden compararse con la satisfacción de comer por primera vez los vegetales del propio huerto.
¡Importante!
No te olvides de la parte espiritual. Y agradece por la tierra.