El Alzheimer es una enfermedad que Marcela no olvida. Esta patología que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente registra cerca de 10 millones de casos nuevos, le quitó lo más preciado, los recuerdos de su madre, Luisa.

Cuando le detectaron la enfermedad, ella tenía 70 años. Dejó de reconocerla y al resto de familiares también. Marcela sostiene que eso podía soportarlo, pero lo que más le dolió fue ver que ella trataba de agredirlos y los insultaba, pues pensaba que eran personas que la querían lastimar.

Elías es una víctima indirecta del Alzheimer. Su abuela y tío abuelo (hermanos) hoy sufren de esta demencia degenerativa. La primera tiene 79 años, el segundo 75. El diagnóstico de ella fue hace siete años, el de él hace tres.

Su nieto indica que ella se olvida de comer, que puede ingerir una sola pieza de pan en todo el día, pero eso a sus familiares les toca estar detrás de ella para que coma. Y para que no olvide sus rostros y quién es quién, le muestran con frecuencia los álbumes de foto.

Según la OMS, en el año 2030 cerca de 82 millones padecerían esta afección y 152 millones en el 2050. En Ecuador existirían unas 120 mil personas con este tipo de demencia.

Pedro López Pacheco murió a los 88 años con este padecimiento. Su hijo, Pedro, revela que a los 82 años empezó olvidándose de las cosas, los lentes, de lo que decía.

“No sabíamos que presentaba síntomas de esta enfermedad, hasta que el neurólogo dio el diagnóstico. Se olvidaba de ir al baño por eso le pusimos pañales; se olvidaba de caminar por eso usábamos sillas de ruedas. Hasta del dolor se olvidó; una vez se pegó fuertemente en la mano y se dislocó un dedo, no gritó al lastimarse ni al volver a colocar en su lugar su dedo”, expresó Pedro López Valencia, su hijo.

Las estadísticas de atención ambulatoria en la Consulta Externa del Instituto de Neurociencias por esta causa registran que en el 2019 se atendieron un total de 840 casos, 543 femeninos y 297 masculinos.

En el 2020, de enero a agosto, hay un total de 366 casos, 231 femeninos y 135 masculinos.

Ejercicios y alimentación

Las buenas prácticas alimenticias y el ejercicio reducirían el riesgo de padecerla entre un 70 y 80 por ciento. El ejercicio ayuda a la memoria, al cerebro, beneficia a la circulación de la sangre, contrarresta la reducción de conexiones cerebrales que se da al envejecer. Caminar tres veces por semana, unos 40 minutos sería una buena opción.

Mosca con las grasas saturadas y trans

Su consumo con frecuencia puede obstruir arterias y afectar el buen funcionamiento cardiovascular y cerebral.

Las grasas malas incrementan el colesterol en la sangre y estimulan la producción de placas de beta-amiloide en el cerebro, característica del Alzheimer. Una investigación que se desarrolló en Chicago (Estados Unidos) reveló que las personas que tienen una dieta alta en grasas trans tienen tres veces más probabilidades de sufrir esta demencia.

Por eso es mejor comer verduras, frutas y granos. Estos son ricos en vitaminas y minerales, protegen el cerebro, como el ácido fólico y la Vitamina B6. Hay estudios que revelan que un alto consumo de frutas y hortalizas se asocia a un menor riesgo de deterioro cognitivo. 

Recuérdame 

Ese es el nombre del  programa municipal de la ciudad de Guayaquil que arrancó en el pasado mes de agosto y tiene como objetivo enseñar a los adultos mayores sobre tecnología, enfocándose en el uso de videojuegos en aplicaciones móviles con el objetivo de mantener activo su cerebro y su motricidad fina para así reducir las consecuencias degenerativas que produce el Alzheimer. Por el momento las terapias son online, pero en unos meses se desarrollarán en los centros municipales.