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Buena Vida

Carlo busca entre la gente a aquellos que traten de mostrar algo en cuanto a moda, actitud o que tengan una historia que contar.Cortesía

Carlo Coppiano​ convierte las calles de Barcelona en una pasarela

El fotógrafo chonero dejó Ecuador agobiado por la inseguridad y la falta de oportunidades. Actualmente sus fotos y videos inundan las redes

Agobiado por la inseguridad y sintiéndose estancado y frustrado ante la falta de oportunidades dentro de su campo laboral, Carlo Coppiano decidió dejarlo todo y embarcarse hace cuatro meses en un vuelo rumbo a Barcelona, España.

En su maleta guardó lo más preciado: su equipo fotográfico. Y en su mente, un proyecto que le está dando buenos resultados y que se ha viralizado con seguidores alrededor del mundo que sobrepasan los cien mil, tanto en TikTok como en Instagram.

Chonero, de 24 años y de raíces italianas, Carlo recorre las calles catalanas en busca de personas con estilo, a quienes fotografiar y grabar a las que aborda con sutileza para ganar su confianza, comunicándose en español o en inglés fluido. No es el primero en hacer este tipo de fotos y videos, pero es una estrategia que usan los fotógrafos para dar a conocer su trabajo, lo que les ha dado buenos resultados.

“No soy el primero en hacerlo, ni seré el último. Somos muchos los profesionales que hacemos este tipo de contenido para redes, como una vía de mostrar nuestro arte y nuestra forma de trabajar”, explica.

Una vez que ha escogido su objetivo, ya sean hombres o mujeres, jóvenes o adultos mayores, locales o extranjeros, afros, blancos, mestizos u orientales, tatuados o no, con vestimenta estrafalaria o glam, con o sin maquillaje, Carlo los ubica frente a la cámara y luego de un par de consejos, el resultado es mágico.

Aquellos desconocidos posan como si fuesen modelos, empiezan a fluir. “Se sienten únicos, sacan todo su potencial, lo que ellos tienen para mostrar”, cuenta Coppiano.

Es tanta la confianza que sienten frente al lente, que logran desinhibirse en una sesión urbana de tan solo cuatro minutos, con la calle como pasarela. El resultado es un carrusel de hermosas imágenes que captan en algunos casos el estilismo, en otros la felicidad, naturalidad y la actitud de los modelos improvisados.

Cambiando vidas

Pero más allá de las bonitas fotos, en las que se destacan la ropa, la actitud o la moda, detrás de cada pequeña producción hay una historia.

“Se sienten únicos, sacan todo su potencial, lo que ellos tienen para mostrar”

Carlo recuerda que cierto día abordó al azar a una joven que caminaba a la salida de la universidad, por Las Ramblas, un emblemático paseo de Barcelona. Iba desmaquillada, muy natural y aceptó posar para su lente.

La sorpresa para ambos vendría luego, cuando ese video superó las diez millones de visualizaciones en TikToK y seis millones en Instagram. Eso jamás había ocurrido y por alguna razón, tal vez por la interacción y la buena dinámica, ese video se hizo viral.

“La chica tenía dos mil seguidores y luego subieron a 20 mil. A partir de ahí varias marcas la contactaron para laborar con ella y está dando un paso mucho más grande. Creo que les estoy cambiando la vida a las personas”, dice con orgullo.

Otra experiencia inolvidable fue la que tuvo con una pareja de adultos mayores a quienes fotografió en Navidad. Luego de publicar el video recibió la llamada de los hijos, quienes le agradecieron por ese momento que alegró a sus padres. Ella tiene cáncer terminal y había salido de las sesiones de quimioterapia. Cuando llegaron a casa les contaron de la gran experiencia con un fotógrafo.

“Lo que me llamó la atención fue ver el amor que se tenían, así que les pedí hacer las fotos. La actitud de la señora era increíble. Él era bastante tímido y ella lo animaba. Sin saber nada les regalé una gran experiencia. Los saqué de esos días malos”, relata el ecuatoriano, quien le dedica gran parte de sus días a los contratos como fotógrafo.

 Trayectoria

Carlo resalta que no es ningún improvisado. Empezó hace cinco años, siempre como freelance. Su historia con la fotografía es tan larga como frustrante. Trabajó con marcas, en sesiones de moda y con artistas. En Guayaquil colaboró con empresas para las que cubrió conciertos y diversos eventos, lo que le ayudó a crear su portafolio, pero al final aquello no lo llenaba.

“Económicamente no era lo que quería, me sentí estancado y me cuestioné, porque estaba listo para dar pasos más grandes. Mi gran deseo a futuro es pertenecer al staff de un artista reconocido”, comenta, convencido de que muy pronto lo logrará, tal como lo hicieron sus referentes, los ecuatorianos Rainer Alba (cuencano) y Erick Fernando (lojano), con quienes suele mantener comunicación.  Rainer y Erick laboran en el exterior con figuras mundiales como Maluma y Sebastián Yatra.

Conexión

“Al momento de buscar a los ‘modelos’, juega mucho la visión del fotógrafo. Hay días en que puedo salir a la calle y querer grabar cinco videos y solo hago uno, porque no hubo personas con quienes conectar o que me llamaran la atención. Generalmente, debe ser alguien que trate de mostrar algo en cuanto a moda, actitud o que tenga una historia que contar. Siempre habrá un detalle que me llame o me conecte con ellos”.

Más de él...

- Vivió en Guayaquil, ciudad a la que llegó para estudiar Producción Audiovisual en el ITV, pero no terminó (le faltaron dos semestres). Lo dejó todo por cumplir sus sueños.

Tiene 140 mil seguidores en Instagram y 110 mil en TikTok, números que van en ascenso.

Todo lo que hace es por y para sus padres, quienes viven en Chone y siempre han creído en él.