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Buena Vida

El comediante, de 29 años, es quien escribe su propio contenido para los shows de comedia que presenta en un bar.Cortesía

Allan Papii: “Soy negro en la TV y en la vida real”

Su destino era ser militar, pero desde niño supo que lo suyo eran la comunicación y la comedia. Dice estar preparado para compartir con David Reinoso

N ació y se crio en un barrio conflictivo, al sur de Guayaquil. Dotado de gran habilidad para sacar humor de cualquier situación, Allan Quiñónez comenta que en su sector “ya no los despierta el gallo, sino el sonido de las metrallas”.

Su día a día gira en torno a la creación de todo tipo de chistes que usa para divertir a los concurrentes que van a disfrutar de su stand-up comedy, en un bar de Samborondón, donde se presenta cada miércoles. Mucho de su contenido está dirigido a su raza afro, que luego sube a sus redes sociales donde se lo conoce como Allan Papii, el nombre que, sin dejar de lado las bromas, confiesa usar para confundir a ‘las culebras’ (cobradores).

Sin embargo, todo ese carisma y gracia no fueron suficientes para que permaneciera en el reality Desafío a la fama, de Ecuavisa, del que fue eliminado tres semanas después de su ingreso. Estar encerrado le quitó las ganas de escribir y hacer comedia, porque no esperaba que sacaran todo lo malo en TV nacional.

Sin ponerlo como excusa admite que era la primera vez que participaba en un programa así, y aquello le jugó en contra porque no sabía cómo actuar en medio de participantes con diferentes personalidades.

Él solo siguió la sugerencia del director, quien desde el principio les advirtió que no les iba a decir qué hacer y qué no, “nos dijo que seamos nosotros mismos contra las personalidades que hay ahí”. Pero Allan se encontró “con gente muy cambiante y a veces hostil”.

De todo el grupo, 16 en total, apenas conocía a Carolina Jaume y a Don Day, pero del resto a nadie más, porque no pasa pegado a la televisión ni ve programas de farándula. Lo suyo es escribir comedia.

Destaca la amistad que mantuvo con el colombiano Sebastián Tamayo, al que considera un artista y con el que solía hablar de su pasión por el arte.

“Soy un pelado del sur y lo más cercano que había en mi barrio eran escuelas de fútbol. No hay arte, lamentablemente tenía que ir lejos para ir a buscar otras cosas que me gustaban”.

Acerca de los conflictos que muchos mantuvieron con el extranjero, al punto de intentar llegar a los puños, Allan asume que tal vez ser el malo era su papel. “Siempre tiene que haber un antagonista en toda historia”, comenta el actor, quien se caracteriza por su peculiar peinado, algo parecido a un sombrero de un mago, cuyo estilo lleva desde que era un adolescente.

Hijo de un militar retirado y de un ama de casa, ambos esmeraldeños, el destino del humorista era seguir los pasos de su padre, algo que desde pequeño no tenía intenciones de aceptar.

No quería sacrificar su tiempo, pensamiento y familia por continuar una línea establecida. Su deseo era ir a la universidad y tener una profesión. Sobresalir.

“Mientras iba creciendo, me fui dando cuenta de que ser militar no era mi camino, sino otro, quería ser universitario, terminar una carrera, estudiar algo diferente. En la adolescencia me incliné hacia lo que quería ser toda la vida, comunicador, luego se acercaron las artes escénicas a mí”, relata.

Mientras estudiaba en el colegio acompañó a dos amigos a hacer un casting y le propusieron que él también hiciera la prueba y la pasó. Al ver los instructores que tenía madera para actuar y mucha facilidad histriónica le otorgaron una beca, logrando concluir el aprendizaje.

Ya en la facultad de Comunicación Social ingresó a otra escuela de actuación, donde también fue becado. Confiesa que las becas fueron una bendición para él porque las clases de artes escénicas eran muy caras y no se las podía costear. Así logró su instrucción artística de la que disfruta y divierte a sus seguidores.

“Soy un pelado del sur y lo más cercano que había en mi barrio eran escuelas de fútbol. No hay arte, lamentablemente tenía que ir lejos para ir a buscar otras cosas que me gustaban”, recalca el comediante y comunicador, quien espera muy pronto estar sobre las tablas de alguna obra, ya que se preparó para ello.

Sus frases

No salgo mucho de mi casa, porque es muy peligroso. Tuve amigos del barrio que los mataron”.

“Desde niño entendí que no le iba a sacar provecho si me quedaba parado en una esquina, tenía que prepararme y educarme. Esa era la única salida”.

Tengo 40 mil anécdotas por mi raza y es que básicamente soy negro en la TV y en la vida real”.

“Hice mis pasantías en un diario. Quería hacer algo más complejo, pero me vieron afro y me dijeron vamos a deportes. Tal vez no fue por el color de mi piel, al menos lo percibí así. No me preguntaron, solo me vieron y me dijeron Quiñónez a deportes”.

Soy fan de David Reinoso, pero no hemos tenido chance de sentarnos a hablar de comedia. Es muy hábil y brillante, por eso es rico… tiene un carrazo”.

Más de él...

Guayaquileño, de 29 años, tiene 5 hermanos.

- Estuvo en la serie La Tri, donde personificó al jugador Ulises De la Cruz.

-Además de comunicador social, es actor, director y escritor.

Escribe sus propios guiones para el stand-up. Saca los chistes observando a las personas.

-Dice ser el único comediante afro guayaco de la ciudad.

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