“Nuestro padre es famoso, llegó hasta Hollywood, pero no sentimos que tuvimos privilegios por ser los hijos de... Más bien fuimos educados con la idea de que tenemos que ser más responsables. Procuramos de no hacerlo quedar mal”. Así empieza la entrevista con Paula y Juan José Espinosa de los Monteros, descendientes del periodista quiteño Alfonso Espinosa de los Monteros. Luego de entrar en confianza -en la conversación- el comunicador revela que sus hijos tienen diferentes temperamentos. “Él es tranquilo y ella si me dio más preocupaciones”, dice en medio de una ligera sonrisa.

Su agenda sigue congestionada, después de su jubilación. Tiene homenajes y eventos pendientes. Aún así nos concedió tres horas de su domingo para recibirnos en su casa -apartada de la ciudad de Quito- para conversar de su faceta paternal. Un lado que no es conocido por muchos de sus seguidores. Aprovechó el momento para hacerle un pedido público a su hijo: quiere tener otro nieto. A sus 81 años, solo tiene al pequeño Antonio.

¿Cómo son sus días de jubilado, ya arman planes familiares?

Alfonso: Todavía estamos en el período de transición. No descanso, seguimos en el trajín. Hay eventos, entrevistas y compromisos pendientes.

Paula: Ahora que mi papi tiene tiempo yo tengo más trabajo... Sin embargo, cuando estamos juntos conversamos mucho. Él me da paz.

Juan José: Compartimos poco tiempo en familia, pero dentro de un mes viajaremos todos para disfrutar de ese momento.

¿Existe el hijo preferido?

A: No hay hijos favoritos.

P: ¡Cuidado con lo que dices!

A: Con Juan José trabajamos juntos, él maneja el tema de las redes sociales y con está señorita compartimos una linda relación, nos tenemos un cariño muy grande.

¿El periodismo le permitió cumplir bien con su rol de padre de familia?

A: Esa es la parte grave del periodismo, así esté en la casa uno sigue trabajando con el pensamiento. Hay que estar informado. Así es esta carrera. Se transforma en una actividad densa y muy intensa también. Por eso mi relación familiar en este sentido siempre estuvo afectada, pero; por encima de todo, Priscilla (Rendón, su esposa) y yo hacíamos todo lo necesario para estar bien.

P: Tengo bonitos recuerdos de mi infancia. Conversábamos de todo. Cuando se sacaba una mala nota me decía: ‘hijita, por qué no estudiaste’. Siempre fue calmado. Hablábamos de Dios también.

JJ: De mi lado no sentí esa falta. Él combinó bien el tema laboral y la familia. Siempre su base fue la casa. A la hora del almuerzo era infaltable la sobremesa.

¿Un recuerdo de la infancia?

A: Mis hijos fueron de temperamentos distintos. Ella fue traviesa y él es tranquilo y sereno.

P: Creo que fui imprudente. No ponía apodos, pero sí decía los parecidos a las personas. Por ejemplo: él se parece a un pájaro.

Un momento feliz...

A: Para mí son muchos, pese a la dificultad del tiempo. Soy muy comunicativo y confío mucho en mis hijos.

P: Cuando le dieron el Récord Guinness. Fue un momento muy emocionante.

JJ: Son muchos. Disfrutamos cantar.

¿Cómo le dicen en casa?

P: Yo le digo papu.

JJ: Yo, papucho y Antonio, mi hijo; papú.

¿Cómo lo pueden describir?

P: Mi papá me da seguridad y estabilidad.

JJ: Me transmite paz y serenidad. Es injodible, nada le molesta.

A: Sigo pendiente de ellos. Los quiero verlos realizados y que no tengan problemas internos. Los hijos son hijos hasta cuando uno esté.

¿De qué hablan en el grupo familiar?

A: De muchas cosas. Me gustar saber cómo va su día.

Más íntimo

¿Qué comen en casa, encebollado o llapingacho?

JJ: Llapingacho. Pero, mi papá y yo somos de mal comer.

P: Hacer el encebollado es más complicado. Soy golosa.

¿Quién manda en casa, papá o mamá?

P: Mamá tiene la primera y la última palabra (risas).

A: La base de nuestra familia es la comunicación.

¿En familia se disfruta mejor con una taza de café o con una copa de vino?

JJ: Papá es cafetero, pero nos gusta el vino.

A: El vino es cálido. Nos permite hablar y soltarnos.

Para la nueva generación de periodista

¿Los periodistas modernos están pendientes de las redes sociales, parece que quedó atrás eso de buscar varias fuentes?

La juventud está atada a las redes sociales. Estas nos mantienen informados, sin embargo; no siempre se debe confiar, porque muchas veces no son datos verificados. Cuidado con eso. No hay que lanzar una noticia si no está confirmada.

Con un Récord Guinness por ser el presentador de noticias con más tiempo en el aire del mundo le da la licencia para definir el perfil de un buen periodista...

Tiene que ser una persona responsable y dedicada. Es un trabajo fuerte, hay que tener predisposición a cualquier hora. Antes de tomar la decisión les invito a meditar y a hacerse la siguiente pregunta: ‘¿realmente por qué quiero ser periodista?’ Esta profesión exige vocación. La gente lo confunde y piensa que es divertido. Hay que leer. Estar bien informado para poder emitir comentarios. En medio de una reunión, las personas acuden al periodista para preguntarle cosas actuales y, por ende, hay que estar en la capacidad para responder todo.

Si no hubiese sido periodista, ¿qué sería?

No tengo una respuesta para esta pregunta. Identifiqué mi carrera desde los 11 años. Ahí dije: tengo que ser periodista. A los 17 ya estuve en una radio locutando.

¿Cuáles era sus tips antes de salir al aire?

La tensión era inevitable y necesaria, lo importante era saber controlarla. Mi fórmula era que diez minutos antes de salir a la pantalla tenía respiraciones profundas. Ahí me llegaba la serenidad.

¿A quién volvería a entrevistar?

Qué buena pregunta. Encontré a muchos personajes dignos de ser admirados. Recuerdo con cariño a la primera persona que entrevisté, fue a Gabriel Valdés, un político chileno.

¿Un entrevistado difícil?

José María Velasco Ibarra, quisiera volver a entrevistarlo, bajarle sus años y subir yo... Decía cosas muy duras.

¿Cuántos amigos hizo en su carrera?

Muchos. Empiezo por mi círculo cercano, mi equipo de trabajo. Tuvimos 56 años de una bonita relación. Los apoyé en todo. Conocí a mucha gente y ahora son mis buenos amigos.