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Buena Vida
Alcanfor, el terapeuta casero
Sus beneficios son múltiples. Alivia las dolencias y también ahuyenta a los insectos
Su olor característico, su capacidad de controlar malos olores y absorber la humedad, además de sus múltiples beneficios medicinales han hecho del alcanfor un producto muy popular a nivel global.
Proviene del alcanforero, un árbol originario de Asia y cultivado en Europa, del cual se extrae una masa aromática y cristalina que es usada especialmente como antiséptico e insecticida.
La naturópata Alejandra Barahona asegura que entre sus beneficios está el calmar dolores, sobre todo musculares o articulares. “También es bueno para la circulación. Incluso puede ayudar a reducir la caspa y a reforzar el cuero cabelludo”, explica.
Se lo puede encontrar en diversas presentaciones ya sea como alcohol, pomada y aceite, el cual sirve para dar masajes terapéuticos. Combinado con otros aceites esenciales es ideal para la aromaterapia. Entre sus efectos se destaca su uso antiséptico, antiinflamatorio, bactericida, antivírico, diurético, expectorante y estimulante.
Diluido en agua caliente desprende un vapor que al ser inhalado es de gran beneficio contra las afecciones respiratorias, calma la tos, aclara la voz, descongestiona el pecho y la nariz.
Las sustancias del alcanfor, al entrar en contacto con el agua, forman una capa protectora sobre la mucosa de las vías aéreas altas, lo que reduce la irritación y previene la tos. El té de esta planta puede favorecer la eliminación de las secreciones de las vías respiratorias.
Popularmente se utiliza para prevenir enfermedades como la varicela, la conjuntivitis y el ‘mal de ojo’.
Alcohol alcanforado
El alcohol alcanforado sirve para todo tipo de aplicaciones externas, ya sea en heridas o picaduras, o embebido en un trozo de tela para ahuyentar insectos. Para prepararlo, moja un pedazo de tela con alcohol al 90 % y 10 % de alcanfor y colócalo en la parte que necesitas. Recuerda que no se debe aplicar sobre heridas o lesiones abiertas. Solo sirve para uso externo.
Consejos
- Nunca debe ingerirse sin prescripción médica, ya que su exceso puede derivar en trastornos orgánicos graves.
- No debe ser suministrado a mujeres embarazadas ni a niños pequeños. Tampoco a lactantes ni a personas con párkinson.
- Su uso frecuente puede provocar vómitos, dolores de cabeza, cólicos, convulsiones y paro respiratorio. El consumo de productos con alcanfor puede derivar en convulsiones en algunas personas.
- Jamás apliques el aceite de alcanfor sobre heridas abiertas o en pieles delicadas, ya que puede causar irritación. Tampoco en el rostro, fosas nasales de infantes o en personas asmáticas.
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