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Ximena Villacís: los pollos y la tradición familiar del Mercado Central de Quito

Los caldos, secos y demás delicias se preparan con las aves que esta comerciante oferta. Desde las 06:15 ya está frente al frigorífico 

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En un frigorífico exhibe su producto “fresco” que deleita a sus fieles usuarios.Karina Defas

En el Mercado Central de Quito, Ximena Villacís, de 62 años, maneja un gran frigorífico como su principal herramienta de trabajo. Su negocio se encuentra en la planta baja, uno de los centros de abastos más importantes de la capital. Allí exhibe una amplia selección de pollos, listos para satisfacer las necesidades diarias de sus clientes.

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“La clave de mi negocio es ofrecer pollos sumamente frescos, con el peso y precio justos”, enfatiza doña Ximena, quien se toma un momento para conversar con EXTRA mientras viste un delantal negro plástico.

Con orgullo, la señora rememora el inicio de este trabajo, comenzado por su abuelita Luz María Herrera y continuado por sus tíos. Ella misma se unió al negocio a los 18 años y ha sido una figura constante desde entonces.

Doña Ximena explica que su familia empezó a vender pollos en el antiguo Mercado Central, ubicado en La Marín, más al sur de su ubicación actual.

Cuando se construyó el edificio actual, doña Ximena tomó definitivamente el puesto. A través de su arduo trabajo, ha mantenido a su familia, aunque es reservada sobre estos detalles personales, ya que a veces le provocan lágrimas, menciona mientras está de pie detrás del frigorífico.

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Todos los días, doña Ximena usa una pizarra para colocar los precios de cada parte de las aves.Karina Defas

En busca de las pechugas

Su día comienza temprano, haciendo recorridos por zonas como Cayambe en busca de productos frescos. Además, cuenta con distribuidores que aseguran el suministro diario de las mejores aves.

“Empezamos a trabajar a las seis y cuarto de la mañana y nos quedamos hasta el cierre del mercado”, precisa Ximena. Recuerda los desafíos que enfrentó durante la pandemia, pero también destaca su recuperación gradual.

“No somos un centro comercial, pero ofrecemos a nuestros clientes los productos más frescos disponibles”, insiste Ximena, quien no solo vende los pollos, sino que también los cría y conoce a fondo la cadena alimenticia que garantiza la calidad de su oferta. 

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