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Vinces: Nadie le creyó que había macheteado a su padre
El informe forense asegura que la víctima Nilo Olvera, luchó contra su hijo, a juzgar por las "heridas de defensa" que tenía en ambos brazos.
Ernesto Izquierdo Bravo tiene 24 años, pero su contextura es similar a la de un quinceañero. Por eso, cuando la noche del 14 de febrero llegó a su casa, en el sector Las Palmas, del cantón Vinces -diciendo que necesitaba esconderse porque había asesinado a su padre-, nadie le creyó. Sin embargo, a la mañana siguiente el joven insistía en que debía ocultarse y entonces sus parientes por parte de madre corroboraron que todo lo que decía era verdad.
El cadáver de Nilo Ernesto Olvera Carpio, de 55 años, fue hallado dentro de su inmueble, situado en el recinto El Garzal, a unos 20 minutos de la cabecera cantonal de la ciudad, conocida como 'Paris Chiquito'. Su cuerpo tenía varios cortes de machete, que en su totalidad sumaron 43. La mayoría de ellos en la cabeza, provocando fractura en el cráneo con exposición de masa encefálica, de acuerdo al protocolo de autopsia.
Esa misma pericia médico legal realizada por el forense, Freddy Pérez, reveló que Nilo luchó contra su atacante por las heridas de defensa que tenía en ambos brazos. Sin embargo, los 21 cortes que su vástago le habría propinado en el cráneo lo dejó sin fuerzas para seguir luchando por su vida.
Finalmente, mientras algunos celebraban el Día del Amor y la Amistad, el cuerpo de Nilo yacía sin vida en su casa de madera, donde fue levantado al día siguiente por los peritos de Criminalística. Al interior de la vivienda todo estaba desordenado y las últimas personas que los vieron juntos, alegaron que ambos habían estado bebiendo.
Tanto la familia del fallecido como la policía, no saben con certeza qué motivó el ataque, pero según los deudos de Nilo este no sería el primer caso de agresión de Ernesto hacia un miembro de su familia.
Ana Olvera, hermana del fallecido, contó a Diario Extra que el sospechoso era el único hijo de su hermano pero él nunca le dio el apellido. “Ese muchacho era el demonio y se ponía peor cuando consumía sustancias estupefacientes. Ya había apuñalado a la mamá en una ocasión y también agredía a la abuelita”, relató la fémina.
La tarde del martes los restos de Nilo fueron velados en la casa de Ana, sitio donde estuvo por última vez antes de dirigirse a su casa la noche en que lo asesinaron. “Él era jornalero y esa tarde estuvo aquí conversando con mi otro hermano. Éramos ocho ahora quedamos siete y queremos que se haga justicia”, insistió la pariente.
El mayor de policía, José Luis Rodríguez, indicó que en la escena del crimen se levantó un cuchillo, pero no hallaron el machete con el que presuntamente Ernesto acabó con la vida de su progenitor. “Pasaron cerca de unas 10 horas desde que ocurrió el hecho hasta que nos avisaron. Se presume que mientras ingerían licor hubo un detonante que motivo el ataque pero que ahora solo el sospechoso conoce”, relató el oficial.
Según la policía, el aprehendido registra un proceso judicial por hurto del 8 de septiembre del 2019. Referente a las otras agresiones el uniformado aseguró que no hay registro quizás porque no hubo acusación.
Un caso psíquico
La psicóloga clínica, Katherine Cerezo Coronel, indicó que lo sucedido en Vinces es muestra de una de las consecuencias mas aterradoras de padecer problemas a nivel psíquico. “Tengamos en cuenta que las enfermedades mentales no se ven de forma superficial, lo que se evidencia con las conductas anormales que tiene el individuo y de esta manera puede llevarlo a cometer actos despiadados. Los enfermos son ellos, las victimas podemos ser cualquiera de nosotros”, puntualizó.
Por eso la profesional hizo un llamado a los padres para que lo ocurrido sea una señal de alerta y de esta manera ayudar a los jóvenes antes de que sea muy tarde.
Los restos de Nilo Olivera fueron sepultados la tarde de ayer en Vinces. Entre tanto al sospechoso le dictaron prisión preventiva y fue trasladado al centro de rehabilitación del cantón Babahoyo.