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Cuide su escape para evitar detonaciones y contaminar el ambiente
Es crucial evitar exponer el escape del vehículo a zonas inundadas para prevenir que se agriete. Con el cuidado adecuado puede durar más de 100.000 km
Diego manejaba por el centro de Guayaquil cuando, de repente, ¡Pum!, se escuchó un fuerte estallido que asustó a todo el vecindario. Continuó conduciendo unos metros más y, de nuevo, ¡Pum!, otro estruendo. Luego de esto, llevó su auto a inspeccionar y, tras un rápido chequeo visual, descubrió el problema: el tubo de escape estaba agujereado.
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En menos de una hora, los mecánicos cortaron un trozo de tubo de las mismas dimensiones del escape y cambiaron el tramo afectado.
“Si el tubo de escape está dañado, puede generar ruido excesivo, detonaciones molestosas e incluso pérdida de potencia. Es una reparación fácil y no muy costosa, pero la gente suele pensar que el escape es eterno, lo cual es un error”, explicó uno de los mecánicos del taller Gran Escape.
El técnico añadió que, dependiendo de las condiciones en las que circula el auto y del ambiente donde “vive” el vehículo, el tubo de escape puede durar más o menos tiempo. Un promedio de vida útil es de 100.000 kilómetros en condiciones urbanas. “En la costa, por ejemplo, es menos, alrededor de 60.000 kilómetros, porque el salitre y el ambiente salado desgastan el material más rápidamente, provocando grietas más rápido”, dijo.
Miguel Ruiz, maestro del taller de escapes Genovez, también destacó que el material de construcción influye en la durabilidad. Los tubos suelen construirse en hierro, que sufre mucho por las inclemencias del clima, o acero inoxidable, que es más resistente (en cuanto a resistencia, peso y disipación de calor), pero con un costo mucho mayor.
Ambos técnicos enfatizaron que es crucial mantener el tubo de escape en buen estado, ya que uno dañado puede afectar la emisión de gases, uno de los requisitos para aprobar la Revisión Técnica Vehicular (RTV).
“El escape dañado puede afectar la eficacia del catalizador (pieza que convierte gases peligrosos en otros más inofensivos) y, al hacer la medición de gases, los resultados pueden ser elevados”, lo que podría hacer que la prueba RTV falle.
Además, el tubo de escape también aloja los sensores de oxígeno del auto. Un tubo dañado puede causar lecturas incorrectas a la computadora del vehículo, lo que resulta en una mezcla de combustible ineficiente y puede perjudicar el consumo de combustible y afectar su bolsillo.
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