A los ocho años, José Manuel no sostenía un balón de fútbol u otro juguete como cualquier niño de su edad. Él empuñaba un arma cargada, apuntando a vendedores y clientes en un local del distrito Nueva Prosperina, al norte de Guayaquil.

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Entre el 1 de enero y el 7 de julio de 2024, en Ecuador, han sido detenidos 1,171 adolescentes por diversos delitos (ver infografía).

En octubre pasado, la policía frustró una acción delictiva de José Manuel. El ‘pelado’, con varias cicatrices en las manos producto de su corta vida delictiva, fue entregado a la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen).

Sin embargo, el Código de la Niñez establece que, debido a su edad, José Manuel no puede ser ingresado a un hogar de adolescentes infractores, según explicó el fiscal del Guayas, César Peña. De esto se aprovechan las bandas criminales.

Uno de los agentes de Dinapen a cargo del procedimiento recordó que el menor de edad es huérfano y fue entregado a su abuela materna. “No tenía ni padre ni madre; ambos habían sido asesinados. El círculo criminal en el que vivía lo había atrapado, igual que a sus padres”.

Los distritos de la Zona 8 donde más ocurre esta problemática son Nueva Prosperina, Sur y Durán, detalló el oficial.

En diciembre de 2022, en el sur de Guayaquil, Los Lagartos organizaron una fiesta para reclutar menores de edad. “Estas bandas se presentan como una familia y se aprovechan de la vulnerabilidad de los niños, debido a problemas familiares”, indicó.

Un caso similar al de José Manuel es el de un niño de 12 años que, el miércoles 10 de julio, fue encontrado con pistolas de juguete y cuchillos en una casa del plan habitacional Ciudad Victoria 2, también en el distrito Nueva Prosperina, que registra el mayor número de menores de edad asesinados en lo que va de este año.

El teniente coronel Roberto Santamaría, jefe de este distrito, explicó que el niño era adiestrado por sus hermanos mayores para ser sicario.

“Los menores son la herramienta del crimen organizado, debido a su inimputabilidad cuando son detenidos; se les dan medidas alternativas. Son presas fáciles porque viven violencia en casa y las organizaciones delictivas les ofrecen casas, vehículos, dinero y droga. El niño de 12 años era adicto. Lamentablemente, muchos de los menores asesinados han estado involucrados en bandas criminales”, sostuvo.

El fiscal Peña explicó que para que un adolescente pueda ser judicializado, la sentencia por el delito debe superar los cinco años de cárcel. 

“El niño de ocho años no puede ser procesado por ningún delito, ni siquiera el más grave. Él debe ser entregado a sus padres, a un familiar o, de no tener, a una casa de protección. En el caso del niño de 12, el tipo penal tampoco permite un internamiento preventivo, porque la sanción debe superar los cinco años, y esos son delitos como asesinato, femicidio y tráfico de drogas”.

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