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Drama

Carmen Segura en la sala de su casa ha improvisado el dormitorio de Tío Pijo.Cortesía

Tío Pijo, el ciudadano 'invisible'

No pudo acceder a la atención hospitalaria por no estar inscrito en el Registro Civil. En la actualidad su cirrosis se transformó en cáncer, patología que consume su vida.

Por descuido, ignorancia o por cualquier otra razón, Epifanio Branda Quiñónez, de 58 años, oriundo de Esmeraldas, nunca fue inscrito por sus padres en el Registro Civil. Legalmente él no existe para la sociedad, pues no hay ningún documento que corrobore su identidad.

Los ‘invisibles’ no pueden tener acceso a la educación, al sistema financiero o de salud, tampoco pueden contraer matrimonio, adquirir un bien, tener un trabajo formal.

Epifanio, a quien de cariño le dicen tío Pijo, nunca estudió, no se casó ni tuvo descendencia. En su pobreza no se puede hablar de bienes o propiedades. Cuando tuvo chance laboró de cargador de gavetas de pescado en Posorja, ganaba de 3 a 5 dólares, sacaba para su ‘jama’.

De esta forma pudo sobrellevar su vida en Posorja, hasta que hace tres meses empezó a deteriorarse su salud, debido a la cirrosis (lesión hepática).

Carmen Segura, su sobrina, cuenta que tuvo que traerlo hace un mes a su vivienda, ubicada en la cooperativa Santiaguito Roldós, sur de Guayaquil. “Está mal de salud, allá estaba botado, nadie lo ayudaba, por eso lo tengo aquí conmigo, junto a mi madre, Floricelda, su hermana. No sabíamos qué tenía y como no contaba con sus papeles en ningún centro médico lo cogían. Lo máximo que hacían era llevarlo a observación, medio lo revisaban y me lo regresaban, sin darle medicamentos”, indica.

Deuda por chequeo

Como le dolía mucho el lado derecho del abdomen, Carmen y su madre prestaron dinero para llevarlo a una consulta médica particular. Gastaron como 200 dólares en exámenes, ecos y fármacos; pero por fin conocieron lo qué tenía el tío: cirrosis, problemas de próstata, azúcar elevada y anemia.

Carmen confiesa desanimada que ha acudido al Registro Civil y lo único que le dijeron es que tiene que contratar a un abogado para que gestione la inscripción tardía.

Consultó con uno que le quiso cobrar 1.500 dólares. “Si apenas tenemos para comer, cómo vamos a reunir esa cantidad de dinero. Si para hacerlo ver de un doctor tocó endeudarse”, manifiesta la sobrina.

“Les agradezco mucho que se interesen por mi tío, porque uno no solo quiere la ayuda, sino que lo escuchen y eso han hecho ustedes, porque créanme nadie ha oído mi voz y uno se desespera. Asimismo conseguí el número de un abogado de la Defensoría del Pueblo y nunca contestó mis llamadas”, relata la familiar un tanto decepcionada.

El deseo de Segura era que su tío tenga la documentación para que fuera atendido por alguna casa de salud pública. El miércoles pasado, 12 de octubre, por fin lo atendieron en el Hospital General Monte Sinaí, pero señala que fue tarde, la cirrosis le ocasionó una masa cancerígena en el hígado, por eso su vientre permanece abultado.

Hace cinco días Epifanio no prueba bocado, situación que ha afectado más su anemia.Cortesía

Para contribuciones

“Él no ha sido una mala persona para que nadie le dé una mano, por eso queremos que nos ayuden con un granito de arena para comprarle sus calmantes, pañales y otros insumos médicos que requiere”, sostiene Carmen, quien no quiere pensar en la llegada de la muerte, pero dice que tiene que ser realista, pues a su tío los médicos lo desahuciaron y quisiera despedirlo con honores y cariño.

“Aunque no tuvo una vida digna, que su muerte sí lo sea, por eso aceptamos todo tipo de ayuda, la cual nos puede servir para su entierro”, expresa entre lágrimas.

Si usted desea colaborar con Tío Pijo puede comunicarse al celular 0991185396. 

Detalles: 

  • El estado de salud de Epifanio preocupa a sus familiares, pues hace cinco días no ingiere alimentos, solo aguas aromáticas.
  • Él es hijo de Argelia Quiñónez y Juan de la Cruz Branda (fallecidos), quienes tuvieron ocho hijos y a ninguno de ellos los inscribieron al nacer. Un hermano de tío Pijo tiene el mismo problema, a los demás los han inscrito sus propios hijos.