El crimen organizado en Ecuador se tomó un medio de comunicación -la tarde del martes 9 de enero de 2024- para elevar el nivel de terror que ya se sentía en el país luego de los incidentes reportados durante dos días, con atentados, incidentes en las cárceles, secuestros de policías y fugas o desapariciones de los centros penitenciarios, como la del líder de Los Choneros, José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, o la del presunto capo de Los Lobos, Fabricio Colón Pico.

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Aproximadamente a las 14:00, sujetos armados con fusiles, pistolas, granadas y otros artefactos explosivos irrumpieron en la transmisión en vivo de TC Televisión y sometieron a los empleados, incluyendo a quienes estaban en el estudio de El Noticiero. Este hecho pudo ser visto a nivel nacional por quienes seguían la programación y por quienes luego se enlazaron para seguir el minuto a minuto de las escenas de terror que eran provocadas por los individuos armados.

Esta situación llevó a que el presidente de la República, Daniel Noboa, decretara un conflicto armado en contra de los grupos criminales que buscan tomarse el país. La medida fue tomada luego de que el país entero viviera las escenas de terror.

En la transmisión en vivo se pudo observar cómo los sujetos recibían disposiciones vía telefónica y se escuchaban además insultos entre ellos, al parecer, mientras coordinaban las acciones a tomar. En el piso del estudio había empleados que trataban de seguir las disposiciones de los criminales, tratando también de colocarles micrófonos corbateros, pero al final no lo habrían conseguido. No quedó clara la intención que tenían los delincuentes en ese momento.

Luego, golpearon a algunos trabajadores que estaban en el piso y amedrentaron con sus armas de fuego a otros que apenas salían en pantalla. Uno de los reporteros de la empresa televisiva, en medio de los tipos que lo amedrentaban, se puso de pie un instante al frente de una cámara y pidió a los policías que se retiraran. Lo hizo bajo presión.

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Los gritos también invadieron el set de televisión y después llegaron los disparos. Fueron ráfagas que duraron un par de minutos y de a poco fueron disminuyendo. El clamor de los empleados, por sus vidas, continuaba. 

Al mismo tiempo, la información se propagaba a través de redes sociales y la noticia de la toma de TC Televisión se convertía en tendencia, mientras que algunos periodistas del canal que podían comunicarse -pocos- pedían a través de mensajes a sus colegas que ayudaran a difundir que encapuchados los tenían como rehenes.

Ellos hacían parte de los colaboradores del medio de comunicación que no sabían que la desgracia que enfrentaban se estaba transmitiendo en vivo. Por eso, pedían que se informara de inmediato a las autoridades que estaban siendo amedrentados por criminales, pero para ese momento el país entero lo sabía y se hacía eco, incluso, en noticieros y portales de noticias internacionales.

El terror de los ciudadanos, en las calles, era evidente. Algunos guardaban silencio mientras observaban las imágenes que transmitía el canal. Poco después, cerca de las 14:30, se escuchó que los agentes de la Policía Nacional habían ingresado. Personas que estaban en el sitio empezaron a gritar que eran trabajadores y que uno de sus compañeros se encontraba herido, que por favor lo ayudaran.

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A los pocos segundos la imagen del estudio dejó de aparecer y cambió por una que correspondería al área de producción, pero el sonido continuaba, con un sonido de suspenso que incrementaba la incertidumbre de los espectadores, quienes desconocían lo que sucedía realmente dentro del canal. 

Las voces de policías que intercambiaban palabras empezaron a aumentar. El set ya había sido recuperado, pero no había información oficial que confirmara la liberación del canal de televisión. Los reporteros tampoco daban señales para conocer cómo marchaba la situación.

A las 15:15, la imagen del canal pasó a rayas de colores por un par de segundos y luego quedó la pantalla en negro, apenas con el logo de TC, con la leyenda que indicaba que seguía en vivo. Las voces de los oficiales y sonidos de movimientos de personas y objetos también seguían. La incertidumbre también aumentaba.

Patrulleros ingresaron al canal, en los exteriores se hablaba de manera extraoficial que habían recuperado el control, pero nadie precisaba qué había pasado con los criminales que llegaron a tomar a los trabajadores como rehenes. Luego se conoció de la detención de 13 sospechosos. Junto a TC, en el mismo complejo, funcionan oficinas de otras empresas, como Gama TV. 

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