El Gobierno de Ecuador llevó a cabo una acción sin precedentes al ingresar en la noche del viernes 5 de abril a la Embajada de México en Quito y detener a Jorge Glas, exvicepresidente durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017). Esta acción se produjo después de que el Gobierno mexicano le hubiera concedido asilo político, lo que llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador a anunciar la suspensión de las relaciones diplomáticas con Ecuador.

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La Policía Nacional ecuatoriana escaló los muros de la sede diplomática mexicana para capturar a Glas, quien enfrentaba una orden de prisión preventiva por un caso de corrupción. Previamente, Glas había pasado cerca de cinco años en la cárcel por dos condenas vigentes, las cuales él rechaza al considerar que es víctima de una persecución política en su contra.

Varios policías ecuatorianos irrumpieron en la Embajada de México y agredieron al personal de guardia, según relató el jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la Embajada, Roberto Canseco, quien calificó el hecho como "totalmente inaceptable" y "barbarie".

López Obrador anunció la suspensión de relaciones diplomáticas con Ecuador, denunciando una "violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México". Esto luego de que el Gobierno ecuatoriano confirmara la detención de Glas en un comunicado en redes sociales.

Esta situación se dio en un momento de máxima tensión entre ambos países. En horas de la mañana, Ecuador expulsó a la embajadora mexicana por unas declaraciones de López Obrador sobre el asesinato de Fernando Villavicencio y su impacto en las elecciones.

Desde hacía semanas, el Gobierno ecuatoriano tenía la intención de entrar en la Embajada de México para detener a Glas, pero su solicitud de permiso fue denegada por el Ejecutivo mexicano.

En el complejo entramado de las relaciones internacionales, romper los lazos diplomáticos entre países es un paso extremo que puede tener profundas implicaciones políticas, económicas y sociales. Este acto, que implica la interrupción de las comunicaciones y la retirada de los representantes diplomáticos, se considera una de las medidas más severas que un Estado puede tomar contra otro.

Consecuencias políticas

Aislamiento diplomático: El país que rompe relaciones puede quedar aislado diplomáticamente, perdiendo canales de comunicación directa con la comunidad internacional y dificultando la negociación de acuerdos y tratados.

Impacto en la política exterior: La decisión de romper relaciones suele tener un impacto significativo en la política exterior de ambos países, afectando las relaciones bilaterales a largo plazo.

Consecuencias Económicas

Impacto en el comercio: La ruptura de relaciones puede afectar el comercio bilateral, dificultando las transacciones comerciales y provocando un deterioro en las relaciones comerciales.

Inestabilidad económica: La incertidumbre generada por la ruptura de relaciones puede afectar la estabilidad económica de ambos países, provocando una disminución de la inversión extranjera y un aumento de la volatilidad en los mercados financieros.

Consecuencias Sociales

Impacto en los ciudadanos: La ruptura de relaciones puede afectar a los ciudadanos de ambos países, dificultando los viajes, el intercambio cultural y la comunicación entre personas.

Aumento de la tensión social: La decisión de romper relaciones puede aumentar la tensión social en ambos países, provocando protestas y conflictos internos.

La ruptura de relaciones diplomáticas no siempre llevan a una guerra, sin embargo, lo siguiente más grave que romper relaciones diplomáticas entre países es el conflicto bélico.

La Convención de Viena de 1961 establece que "en caso de ruptura de relaciones diplomáticas entre dos Estados, o si se pone fin a una misión de manera definitiva o temporal, el Estado receptor estará obligado a respetar y proteger, incluso en caso de conflicto armado, los locales de la misión, así como sus bienes y archivos", lo que incluiría la Embajada mexicana y su personal en este caso.

Al tratarse de una ruptura de relaciones será necesario un nuevo acuerdo entre México y Ecuador para reanudar la actividad de la misión (diplomática).