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El temor invade Quito: ¿Extorsionadores imponen la 'ley del silencio'?
Negocios del sur y norte capitalino sufren el ‘pinchazo’ criminal de las bandas mediante ataques armados, pero los ciudadanos denunciarían por miedo
El miedo a denunciar amenazas por extorsión empieza a ‘secuestrar’ a los habitantes del sur y norte de Quito. Entre abril y mayo de este 2025, en las Unidades de Flagrancia del norte y sur de la ciudad apenas se procesaron cuatro casos de extorsión, una cifra mínima frente a la cantidad de atentados y amenazas reportadas en barrios como Santa Anita, donde el silencio se ha vuelto la única forma de protección. Mientras tanto, los ataques armados siguen dejando muertos, heridos y negocios cerrados.
El caso más reciente, que tendría un posible tinte extorsivo, ocurrió el pasado 17 de mayo de 2025, a las 16:00, cuando una familia acudió a una lavadora de autos ubicada en las calles Oe5H y Toacazo para que les limpiaran su vehículo. Mientras esperaban su turno, llegaron individuos en motocicleta y empezaron a disparar. Los tiros impactaron el auto, en el que iban cinco ocupantes. Un hombre y una niña de 7 años resultaron heridos. En el hospital Enrique Garcés, en el sur de la capital, se confirmó la muerte de la menor, quien recibió un disparo en la cabeza, según la información preliminar.
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Los agentes entrevistaron a vecinos del sector, entre ellos al dueño de un local de venta de cervezas, quien dijo que el atentado probablemente iba dirigido a ese establecimiento. Según indicó, ya había vendido las acciones del negocio a una mujer, aunque ella no le comentó si estaba siendo víctima de amenazas o extorsiones. Hasta ahora, no hay detenidos.

Las amenazas no son directas
“La verdad, no hemos recibido panfletos ni amenazas directas en nuestros locales, pero es muy probable que quieran intimidarnos para empezar a extorsionarnos”, detalló Carlota, de 57 años, quien se dedica al lavado de autos en esta zona. Su local está a escasos metros del sitio donde murió la niña, víctima colateral de este aparente caso de extorsión.
Carlota ya había vivido un atentado similar. El 23 de septiembre de 2024, su familia fue blanco de un ataque armado cerca de la lavadora que ella regenta. “Mi hermana estaba levantando una construcción y mi hijo pasaba por aquí. Ella le dijo que le ayudara, y luego se pusieron a tomar”, recordó. A eso de las 22:00, familiares y amigos seguían bebiendo cuando hombres en moto abrieron fuego. Hubo dos muertos y tres heridos. “Mi nuera fue una de las asesinadas. Recibió un tiro en la cabeza. Dejó a dos hijitos en la orfandad”, contó Carlota, quien aún guarda la ropa que la víctima vestía esa noche.
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Una joven que sobrevivió al ataque relató a EXTRA que, debido a un proyectil que ingresó por su espalda, perdió las funciones del pulmón izquierdo. Ella también considera que el atentado pudo haber sido un acto de extorsión o intimidación. Según los datos de ese caso, ninguna de las víctimas tenía antecedentes penales. Al principio se dijo que podría tratarse de un lío entre bandas, pero hasta ahora no hay resultados públicos de la investigación. “Llevamos ocho meses esperando que nos digan cómo va el proceso, pero este caso quedará en la impunidad”, lamentó Carlota.

¿Cifras negras en este tipo de casos?
El sur de la capital no es el único afectado por las ‘vacunas’. En la zona norte, dos ataques perpetrados contra un restaurante de comida colombiana evidencian la arremetida de estos criminales. En un lapso de 20 días, el negocio fue atacado por hombres armados que dispararon contra el local. El 9 de abril, un comensal murió en uno de los atentados. Era militante de la Revolución Ciudadana y fue una víctima colateral.
A pesar de estos hechos, los procesos judiciales son casi nulos. En las Unidades de Flagrancia del norte y sur de Quito, entre abril y mayo, apenas se procesaron cuatro casos de extorsión. “Hay un grave problema que tenemos ante estos casos y se le denomina ‘cifras negras’. Es decir, que hay un gran porcentaje de la población que no denuncia la extorsión por miedo”, explicó Alexandra Mantilla, analista en temas de seguridad y perfiladora criminal. La especialista identificó tres factores que alimentan este silencio: el temor a represalias, la falta de tiempo por las jornadas laborales y, tal vez el más importante, la desconfianza en el sistema judicial.

Los alcances de este tipo de sucesos
Según datos de la Fiscalía General del Estado, entre enero y marzo de este año se receptaron 509 denuncias por extorsión en Quito. Es decir, un promedio de seis diarias, y la tendencia podría mantenerse o incluso crecer hacia diciembre. Para Kléber Carrión, experto en seguridad, este fenómeno responde al llamado ‘efecto balón’: “Como en otras provincias se mantiene el estado de excepción, las bandas se están empezando a fragmentar y a desplazarse. No solo cambian de territorio, también replican sus métodos delictivos”.
Guayas, Manabí, Los Ríos y El Oro fueron las provincias donde se asentó con fuerza el fenómeno de las extorsiones, y ahora se está trasladando a zonas donde antes no era frecuente. Esto, advierte Carrión, puede provocar el cierre de negocios y agravar la crisis económica. “La situación es demasiado crítica, al punto de que la empleabilidad se verá muy afectada”, indicó. El problema es que los delincuentes ya no apuntan solo a grandes o medianos comercios: ahora también están extorsionando a negocios pequeños e incluso informales.
Carrión considera urgente fortalecer las condiciones investigativas de la Policía, dotarla de equipos técnicos y logísticos adecuados y desplegar grupos especializados en todas las provincias. “La extorsión ya está en todo el país, pero los equipos que la combaten, no”, concluyó.

Cayó en la trampa de los ‘Lobos’
La presencia del grupo criminal Los Lobos en Quito no es nueva ni desconocida. Por eso, es común escuchar su nombre vinculado a diversos delitos, como la extorsión. Un caso denunciado en la Unidad de Flagrancia de la avenida Patria, en el norte, revela la implicación de estos delincuentes. El 20 de mayo, el dueño de una agencia de viajes denunció que desde enero de este año fue blanco de extorsiones: durante ese tiempo entregó un total de 35 mil dólares a los criminales.
Luego le pidieron 20 mil más para no atentar contra él ni su familia. En ese período, la víctima conoció en un bar a un sujeto con quien se hizo amigo, y quien le aseguró que podía interceder ante Los Lobos, ya que contaba con “amigos peligrosos”. Pero el supuesto ‘pana’ también comenzó a extorsionarlo. Cansado, se contactó con la Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase).
Los agentes acudieron a la agencia de viajes y esperaron el arribo del ‘amigo’ de la víctima, ya que se había pactado la entrega del dinero. Al llegar, el sujeto fue detenido y procesado por extorsión. Sin embargo, le concedieron medidas sustitutivas y el proceso se realizó de forma directa. Para junio está previsto el juicio.
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