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Los niños de la nacionalidad Siona son parte de las actividades turísticas que se reactivan de a poco.ANGELO CHAMBA

En Tarabeayá, una comunidad de Cuyabeno, los niños no han recibido clases dos años

Algunos no han aprendido ni a leer ni a escribir. No hay profesores para escuelas unidocentes. 

La educación para la comunidad de Tarabeayá, ubicada en el cantón Cuyabeno, provincia de Sucumbíos, es un tema pendiente. Los 30 niños de nacionalidad Siona -que habitan la zona- no han tenido clases desde hace dos años, lamentan los comuneros.

Ellos comparten las labores de agricultura y la elaboración de artesanías con sus padres. Algunos, como Jonathan, de 9 años, no saben leer ni escribir.

“Nadie me ha enseñado, yo paso jugando”, dice con inocencia.

Él aún no ha sentido la necesidad de saber leer, pero los adultos de Tarabeayá sí. Aunque están lejos de la zona urbana -al menos a tres horas en canoa- la idea es que los chicos estudien la secundaria en Lago Agrio, capital de la provincia, según Rosa Piana, una de las madres.

“Algunos salen a estudiar el colegio y también la universidad. Luego vuelven”, comenta.

La mayoría aprende a hacer artesanías para venderlas a los turistas.ANGELO CHAMBA

SE ESFUMAN

Bolívar Tapuy, vicepresidente de la comunidad, señala que desde el inicio de la pandemia por la COVID-19 por el sitio no ha llegado ningún profesor para las escuelas unidocentes que funcionan en la zona.

“No ha venido nadie del Ministerio de Educación a decir si vuelven o no”, agrega.

Sin embargo, Rosa expresa que la irregularidad de las clases se ha registrado desde antes de la emergencia sanitaria. “Venían dos o tres días y luego se desaparecían”, cuenta.

Así, los niños salían a continuar sus estudios en la ciudad “ya casi jóvenes”.

Entonces, arriendan cuartos en Lago Agrio durante los meses que dura el año lectivo y vuelven en las vacaciones.

"La conectividad de las comunidades es el principal problema para la educación de los niños". Nelson Yaguachi, alcalde de Cuyabeno.

Algunos se forman como guías turísticos para afianzar los proyectos de turismo comunitario que son el sostén económico de las comunidades.

Tapuy enfatiza en que todos los habitantes de las comunidades indígenas están libres del virus y que ya fueron vacunados. “Ya pueden volver, necesitamos que nuestros niños se eduquen”, espeta.

Nelson Yaguachi, alcalde del cantón Cuyabeno, explica que uno de los mayores problemas para las cinco nacionalidades indígenas -Siona, Secoya, Cofán, Kichwa y Shuar- que habitan ahí es el acceso al internet y la tecnología.

El inmueble donde funcionaba la escuela unidocente está vacío.ANGELO-CHAMBA

“Hay señal en algunas comunidades, pero la mayoría está alejada y es muy difícil”, comenta.

Por ello, desde el cabildo se gestiona un proyecto para ampliar la cobertura con la Secretaría Técnica de la Amazonía. Pero la habilitación de las escuelas es responsabilidad del Ministerio de Educación, según Yaguachi.

“Tampoco existe una cifra de cuántos niños hay en estas comunidades”, agrega.

No hay registro

Ya se inició el año lectivo en la Sierra y Amazonía, donde se registran 13.345 docentes que volvieron a la modalidad presencial. Estos constan en el Plan Institucional de Continuidad Educativa (PICE).

EXTRA solicitó una entrevista con un vocero de la Zona 9 de esa cartera de Estado, pero no se concretó. Sin embargo, desde el departamento de comunicación informaron que sí hay maestros asignados para esa zona y que no existen registros de los reclamos de los comuneros por la falta de educación.

El COE nacional aprobó el regreso paulatino a clases presenciales en junio de 2021. De los 1.301 planteles a nivel nacional, 1.102 están en la ruralidad.

Mientras tanto, los pequeños pasan sus días entre la manufactura de collares de semillas propias del lugar, los juegos junto a la escuela unidocente que permanece cerrada desde hace dos años.

Los padres de familia consideran que “ya que no hay acceso a internet para clases virtuales” es urgente la reanudación de actividades en las escuelas unidocentes.