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Guayaquil: comerciante baleada afuera de centro comercial se recupera, pero quedó endeudada
La tungurahuense vende maduros asados afuera del mall. El 8 de junio pasado fue víctima colateral de un asesinato.
La comerciante tungurahuense María Pilahusin está viva de milagro. El pasado 6 de junio, mientras vendía maduros asados, en los exteriores de un centro comercial del norte de Guayaquil, recibió uno de los balazos que iban dirigidos a Andy Rafael Ochoa Coello, quien un día antes se había salvado de morir.
La señora, quien desde hace una década labora en ese sector de la ciudad, trató de auxiliar al baleado, corrió hacia donde estaba él y fue en ese momento en que se percató que de su cuerpo también brotaba sangre.
“Sentía como un hormigueo, del susto ni siquiera me di cuenta de que estaba herida. Llamaron al ECU-911, enseguida llegó la policía y me trasladaron en el patrullero hasta un hospital, luego a una clínica”, dijo.
Sin embargo, el susto y la herida de bala no son las únicas consecuencias de la desgracia que le tocó presenciar. Ella permaneció tres días hospitalizada y a sus familiares les tocó cancelar 3.000 dólares por su internamiento. Para poder pagar dicha cantidad debieron prestar, ahora están endeudados y ella sigue sin poder trabajar.
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María tiene tres hijos, todos menores de edad. Su esposo se gana la vida taxeando, pero desde que ocurrió la tragedia no ha podido laborar porque debe cuidar de ella.
"Vivimos en Durán, pero por lo sucedido con mi esposa estamos arrimados en la casa de un familiar en Guayaquil. Ella debe ir a consultas médicas y se nos hace difícil movilizarnos", contó Pedro Pilahusin, su cónyuge.
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