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Socavón en Zaruma | Testimonios: “La Nochebuena más amarga de mi vida”
Familias afectadas por el socavón en Zaruma, sacan de a poco algo de ropa para pasar la Navidad en albergues. La minería ilegal los ha expulsado de sus casas. Alcaldía no le ‘paró bola’ a la advertencia de expertos
Los zarumeños cargan sobre sus espaldas el dolor y la incertidumbre. Caminan tristes y miran desde lejos a sus débiles viviendas. La nostalgia los hunde en el desconsuelo, como aquellas tres casas que se las tragó la tierra de este cantón patrimonial. Y todo por culpa de la minería ilegal.
“En esta casa he vivido toda mi vida. Aquí creció mi papá, nosotros, sus hijos, y también sus nietos. Y, ahora, mire. No hay nada. Ya no podemos entrar a nuestro hogar, ese donde mis hijos recibían sus clases, donde nos reunimos con la familia cada Navidad a tomar chocolate caliente y el que aún alberga el recuerdo de mi difunta madre”, narra afligido Francisco Aguilar, mientras cubre su rostro con sus manos en su intento fallido de contener el llanto. No puede más.
Historias como la de Francisco se repiten a cada minuto, en cada esquina, en medio del agitado trabajo de evacuación que realizan los brigadistas y los moradores del sector que, desde la noche del pasado 15 de diciembre, se ha convertido en un barrio fantasma que se desmorona de a poco ante la mirada atónita de los habitantes de este cantón de la provincia de El Oro.
Algunos mantienen la esperanza de volver, otros se han resignado a empezar de nuevo. Como Judy Valarezo, madre de Javier y Maylen Román, e hija de Consuelo Aguilar, de 72 años, quien sostiene del brazo a su nieta de 8.
Judy le cuenta a EXTRA la tragedia que ha vivido por dos ocasiones en el barrio donde creció. “No creo que pueda volver con mis hijos y mi madre a este barrio en el que he celebrado todas mis navidades, en el que abracé a mis vecinos en cada año nuevo. Esta será la Nochebuena más amarga de mi vida”.
El sentir es el mismo en cada uno de los perjudicados e incluso en aquellos que, aunque no se encuentren afectados por vivir en barrios aledaños, observan con tristeza a sus vecinos y llegan al lugar para ayudarlos en lo que sea, ya sea cargando muebles, cajas de comida, electrodomésticos y hasta las plantitas del balcón que no se habían podido sacar.
Las historias se van contando solas al transcurrir las horas en este barrio que no tendrá Navidad, según Rosa Ordóñez, de 53 años y que tiene discapacidad visual, quien espera sentada en una acera a que su hijo retire de su casa un poco de ropa y comida.
Alcaldía no le ‘paró bola’ a la advertencia de expertos
Crónica de un socavón anunciado. Autoridades de control minero, actores de activismo comunitario, académicos y funcionarios públicos advirtieron que Zaruma tiene riesgo de hundirse desde 2013, en varios informes a los que este Diario tuvo acceso.
Con fecha de agosto del año en cuestión, la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom) informó a la Alcaldía de ese entonces sobre las labores mineras halladas en el área de exclusión minera de Zaruma y de la respectiva “suspensión” de estas por parte de la entidad.
El documento advertía también que a fin de respetar la suspensión, las entidades relacionadas debían colaborar con esa cartera de Estado. Tres años después de ese oficio, la escuela Inmaculada, un edificio patrimonial de más de cien años de antigüedad, se vino abajo.
En la veeduría ciudadana ‘Un Zaruma para todos’, un documento de 238 páginas fechado al 2020, al que EXTRA tuvo acceso, el geólogo Édgar Granda Aguilar advertía que a esa fecha el tema de la prevención de hundimientos, luego del socavón del centro educativo, era prácticamente nulo.
La advertencia se hace en el capítulo que trata el informe final de la Comisión de Minería y Riesgos. “El programa de remediación y mitigación solamente avanza hasta la fase del proyecto de diseño y no la solución al problema. Cabe la pregunta, ¿qué sucedería si durante este plazo se produce otro hundimiento en el centro?”, se cuestionaba el experto y los autores.
Zaruma es actualmente, a decir de Jimmy Campo, jefe de logística de la Unidad de Búsqueda y Rescate en zonas Urbanas (USAR), “un queso poroso”.
Aquello lo advirtieron los veedores, los funcionarios y este año, justo antes del socavón reciente, el Ministerio del Ambiente, en dos oficios.
En el subsuelo de Zaruma, en definitiva, “hay una ciudad debajo de una ciudad”, contó a EXTRA un minero de alta envergadura que habló bajo la condición de anonimato y que pudo ver personalmente qué pasa en las entrañas de esa tierra.