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Los secretos de la ‘escuela de sicarios’ destruida en la cooperativa Nueva Guayaquil
En la cooperativa Nueva Guayaquil, pillos entrenaban para asesinar y secuestrar. Diez casas y una cancha eran usadas para estas actividades
La zona alta de un cerro, en la cooperativa Nueva Guayaquil, fue aprovechada por criminales para montar la denominada escuela de sicarios. Pero en esta montaña del terror también se enseñaba a mantener secuestradas a personas en viviendas. El sector era todo un fortín de la pillería.
Este miércoles 5 de junio del 2024, en esa zona del noroeste de Guayaquil, decenas de policías y de uniformados de las Fuerzas Armadas ejecutaron un operativo para destruir viviendas que eran utilizadas para estas clases delictivas.
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En esta acción también participó personal de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares, cuya autoridad, Evelyn Montalván, explicó que en menos de un mes se detectó que en el área se había levantado 10 casas.
“Hemos hecho la identificación de que están vacías, que están siendo utilizadas con fines que no son habitacionales y se está procediendo, en conjunto con la Policía Nacional, al derrocamiento”, explicó. Estos domicilios tenían una construcción rústica. Eran viviendas de madera, hojas de zinc, caña y plástico.
En otras siete casas, en cambio, quienes estaban en ellas presentaron documentos de posesión, cuya legalidad será verificada posteriormente.
Así aprovechaban el área elevada
El lugar es de difícil acceso, no solo por estar en una montaña, sino porque sus calles son de tierra, con desniveles, zanjas y puntos resbaladizos. Es difícil llegar en carro, mucho más si no es un todoterreno.
Los criminales aprovechaban esa ubicación desde lo alto para observar si se acercaban gendarmes y salir ‘soplados’. “Hemos encontrado radios de comunicación de los delincuentes, los cuales por este medio se están comunicando y avisando que guarden las armas”, dijo el teniente coronel Roberto Santamaría, jefe policial del distrito Nueva Prosperina.
El uniformado ratificó que ese lugar era usado como una escuela de sicarios, “donde entrenan ellos, donde realizan varias economías criminales. Estas casas son utilizadas, incluso, como aulas de ellos para enseñar cómo tener retenida a una persona”.
En la zona hay un terreno baldío que aparenta ser una cancha, pues hay un pequeño arco allí. Sin embargo, en ese punto se reunían también los malandrines para practicar tiros y planificar sus actividades ilícitas. Los policías recabaron videos en los cuales se observan estas actividades.
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Allí, según información policial, solían acudir no solo adultos, sino también menores de edad. Estos jóvenes eran reclutados por las bandas para recibir el adiestramiento criminal y que luego estén preparados para cometer diferentes delitos: sicariatos, secuestros, extorsiones, atentados, entre otros.
“Estos menores son los operarios del crimen. Incluso ahora vemos una nueva tendencia: reclutar a personas de la tercera edad, porque ellos reciben un arresto domiciliario y no llegan a la cárcel”, reveló el teniente coronel.
Hasta las 11:00 de este miércoles, los agentes ya habían destruido dos de los diez inmuebles. Para ese fin colocaron explosivos en ellos, para de manera controlada hacerlos estallar y luego se originen llamas que eliminen esas rústicas construcciones.
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