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¡Se lo quitaron a la muerte en el puente El Chiche!
Un abogado y dos agentes metropolitanos de Tránsito salvaron la vida de un hombre que quiso arrojarse desde la baranda del viaducto en Quito
Esteban Canelos es abogado y, en toda su carrera en leyes, es la primera vez que enfrenta un caso ligado con la muerte, fuera de los tribunales. Lo hizo en el puente de El Chiche, en el nororiente de Quito, cuando salvó la vida de un hombre que intentó lanzarse al río.
Sucedió alrededor de las 14:00 del domingo 17 de enero, cuando Canelos acabó su rutina de atletismo por el sector de El Chaquiñán. Tomó su auto y fue en busca de algo para comer en Pifo, también en el nororiente.
Cuando llegó al puente observó que una persona estaba parada en la baranda metálica. “Pensé que estaba arreglando alguna tubería. Pero me llamó la atención el momento que me miró fijamente a los ojos”, relató el abogado.
Sospechó algo raro
En ese instante se dio cuenta de que algo malo estaba sucediendo. Aparcó su auto y caminó hasta la mitad del viaducto donde estaba el sujeto con un pie hacia el abismo.
“Le pregunté lo que estaba haciendo y no me respondió. Le dije mi nombre... pero nada”, rememoró Canelos.
Para evitar que saltara, el profesional del derecho se detuvo mientras las demás personas, que también vieron el hecho, fueron hasta el cuartel de los agentes metropolitanos de Tránsito, ubicado a pocos metros del sitio.
Allí estaba Fausto Peña, quien se dio cuenta del caso cuando un taxista le pasó pitando. “En ese instante pregunté en dónde estaban mis compañeros, a través de la radio”, explicó el uniformado.
Al llamado acudió Jhonatan Guerra quien dejó su moto y caminó hasta el sitio para intentar convencer a aquel hombre de que no se arrojara. “Gritaba que su vida no valía nada. Que tenía problemas en su casa”, recordó el agente.
Salvado por un ‘pelo’
La gente se reunió en ambos extremos de donde estaba parada aquella persona, de 39 años, y oriunda de Los Ríos. En el costado izquierdo del quevedeño estaba Canelos y, en el derecho, Guerra y Peña.
“Lo que hicimos fue distraerlo para que el abogado se acercara poco a poco”, precisó uno de los uniformados, quien le hacía señales con sus manos para que Canelos caminara despacio, ya que el hombre intentó soltarse en algunas ocasiones.
En segundos, el quevedeño se distrajo y el abogado corrió para sostenerlo del cuello, su único punto de apoyo. El suicida se soltó, pero los dos agentes también lo agarraron del cuerpo, evitando que cayera.
El hombre forcejeó, pero cuando se dio cuenta estaba en un punto más seguro. Fue en ese momento que se puso a llorar desesperadamente.
“A pesar de que fue un instante brutal, siempre mantuve la calma”, aseguró Canelos que agradeció la ayuda que tuvo de Guerra y Peña para salvar una vida en aquel puente de los suicidas.