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Representantes de la comunidad LGBTI: “El respeto viene de casa”
Representantes de la comunidad LGBTI aclaran que su lucha no es por obtener algo adicional a lo que tiene toda la sociedad. La discriminación puertas adentro también los tiene ‘fregados’.
La bandera LGBTI cobijaba el amor de Nicolás Vacacela y Fausto Bedoya. La tarde del sábado, los chicos de 22 y 25 años recorrieron la avenida Amazonas, en el norte de Quito, para participar en la marcha del Orgullo Gay.
Llevan 4 años juntos y, aunque están enamorados, no todo ha sido 'color de rosa'. Hay personas que los miran con desaprobación cuando entrelazan sus manos en el transporte público. “Por lo general, ignoramos, pero una vez yo sí le grité a alguien que nos insultó directamente”, reveló Vacacela.
Casi todo su círculo cercano sabe que es gay, menos sus padres. “Imagino que lo sospechan, pero no me he atrevido a decirles, son muy conservadores. Está presente el miedo”, cuenta. A Bedoya, en cambio, sus papás lo apoyan desde que les confesó su orientación sexual cuando tenía 14 años.
Como ellos, unas 25 mil personas desfilaron por el amor diverso y la no discriminación. Orestes Ramos y Arturo Valdivieso son los coordinadores de Orguio 2022, nombre que se le dio a la marcha, que partió desde la avenida República hasta las Naciones Unidas.
Luego, los asistentes rodearon el parque La Carolina, tomaron la Shyris hasta llegar a la Cruz del Papa. “Es una convocatoria desde la educación. Ha habido avances como la aprobación del matrimonio civil igualitario, pero la lucha continúa”, comentó.
Aunque muchos creen que la batalla de la comunidad va por privilegios, Ramos aclara que no es así. Tener los mismos derechos que el resto de la sociedad es la meta. Este año es especial, insiste. Se conmemoran los 25 años de la despenalización de la homosexualidad en Ecuador.
Invisibilizados
Carlos Sandoval, otro activista y representante del colectivo Jakiri LGBTIQ+ de Cotopaxi, llegó a la caminata con sombrero de ala ancha, tacones negros y una blusa bordada con la bandera arcoíris. Siente que poco a poco la gente está abriendo la mente, pero dentro de la comunidad hay personas que son aún más vulneradas. “Se ha visibilizado la lucha en las principales ciudades: Quito, Guayaquil y Cuenca, pero en las periferias no. Hay miembros de la comunidad que son indígenas, discapacitados o están en situación de movilidad humana, lo que los ponen en mayor riesgo”, refirió.
Ese movimiento es el que apadrina Sandoval, quien no logra entender por qué los colectivos LGBTI son aliados de otras luchas sociales como la feminista o el paro nacional, pero no reciben el mismo apoyo cuando salen a las calles.