Las calles 9 de Octubre y Malecón fueron el escenario de nuestra charla con la ciudadanía. Iniciamos con una pregunta... ¿Recuerda la frase que está en el escudo de Guayaquil?

Algunos metieron al cóndor, otros sencillamente no respondieron. Al parecer, no hay mayor memoria del emblema diseñado por José Joaquín de Olmedo, en el año de 1820.

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En dicho escudo hay una frase que marca el destino del Puerto Principal: “Por Guayaquil independiente”. La ‘tarea’ de la ‘pípol’ era completar la oración.

 La primera contestación fue un “Guayaquil más seguro o de paz”. María Gómez fue quien lo mencionó, quiere un cantón sin criminalidad. “Ya no se puede andar libremente, cada vez que alguien se me acerca, me asusto. Es que ahora no se puede confiar en nadie (niños, ancianos, mujeres). Hay personas de mi edad, 61 años, que andan asaltando”.

María propone actividades recreativas para los jóvenes, gratuitas (cursos de arte, deporte, etc.). “Así están ocupados y no se meten en drogas ni bandas”, expresa la guayaquileña.

Así como María completó la frase con las palabras “Independiente y seguro”, los ciudadanos Jason Macías, David Ushca, Shirley Maridueña, Diana Torres, Adriana Di Lucca y Alejando Ceballos también lo comentaron.

El saxofonista Luis Bonoso quiere un Guayaquil más artístico. Manifiesta que sí hay apoyo para el arte, pero nunca es suficiente. 

Por eso anhela que así como él toca en lugares públicos, como el malecón Simón Bolívar, otros artistas lo hagan cerca de sus casas, por ejemplo, en la terminal terrestre, en la estación de Metrovía Río Daule y más puntos de la ciudad, en los cuales circulen muchas personas. Llenar de música a Guayaquil.

La respuesta de Verónica Villao lleva a la reflexión. “Por un Guayaquil familiar”. Ella afirma que se está perdiendo la buena costumbre de pasar con los nuestros.

“Cada quien va por su lado, la familia es la base de la sociedad, allí comienzan los valores. Yo amo a mi ciudad porque los míos me lo enseñaron. Como padre de familia debo buscar momentos y espacios para estar con mis parientes: nosotros vamos al cine, hacemos asados, no se trata de dinero, sino de querer tener esos tiempos. Y hay que tener cuidado con las palabras que les decimos a los hijos, los insultos o menosprecios se quedan en los pensamientos y corazón de ellos”, señala la guayaquileña.

El jubilado Ricardo Andrade confiesa que le duele ver generaciones perdidas en las adicciones, por eso quiere un Guayaquil sin drogas. “Hay chicos que parecen zombies. La maldita droga nos tiene así. Es más, sicarios se drogan para poder matar; por eso urge clínicas de rehabilitación municipales con personal calificado, que rescaten esas vidas”, concluye.

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