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Quito

El paso está interrumpido alrededor de las figuras religiosas.RENE FRAGA

El Panecillo: pesebre gigante opacado por obras inconclusas

Las obras sin terminar opacan la muestra religiosa de la capital. Comerciantes y turistas piden que haya mejor organización.
Se quejan de que solo en las noches hay resguardo policial.

El pesebre más grande de Latinoamérica se prendió este fin de semana en El Panecillo, centro de Quito. Y es tan gigante como los problemas que lo rodean: inseguridad, polvo, obras sin terminar, difícil acceso, borrachos e indigentes.

Las estatuas, de unos 30 metros de altura, convocan a los turistas nacionales e internacionales desde 2005.

Sin embargo, los asistentes tienen que aguantar algunas incomodidades, pues las intervenciones no han terminado. Hay que esquivar montañas de arena y ‘tragar’ polvo.

Para los comerciantes es una molestia, pues sus productos se llenan de tierra, por lo que sus ventas han bajado al menos un 80 % en comparación a lo que ganaban en diciembre en años anteriores.

“Es molestoso, porque ya van varios meses que no hemos podido trabajar. Teníamos grandes expectativas con el pesebre”, dijo José Maldonado, vendedor de artesanías.

El viernes pasado, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) entregó 22 casetas para los vendedores de comidas. El objetivo: dinamizar el turismo en este sector.

Sin embargo, aún hay detalles por atender. Andrea Piedra dijo a EXTRA que en algunos casos hacen falta techos y que el espacio no es adecuado para preparar alimentos.

Desde el departamento de comunicación aclararon que las adecuaciones internas son responsabilidad de la asociación de comerciantes.

El pesebre estará hasta el 6 de enero, pero los trabajos (que incluyen el cambio del sistema de alcantarillado en toda la zona) no parecen terminar. “Nos dijeron que recién en marzo (finalizarían). Debieron hacerlas antes para que esté listo en diciembre”, acotó Piedra.

Tanto el IMP como la Empresa de Obras Públicas dijeron a EXTRA que las intervenciones que les competían ya fueron concluidas.

La Administración Zonal Centro, así como la Empresa de Agua Potable, no respondieron a la inquietud de cuánto tiempo faltaba para culminar las labores en El Panecillo.

“Se ven las piedras apiladas, con la polvareda no se puede ni comer”, manifestó Lili Cañas, una turista.

Y para colmo, la mayoría de quienes sí comen en el lugar dejan los desperdicios alrededor de las figuras del nacimiento y la Virgen de El Panecillo.

SE CUIDAN SOLOS

En la subida a la loma es común ver a indigentes y libadores.RENE FRAGA

En las noches, cuando hay mayor afluencia de gente, según indican los vecinos, sí cuentan con vigilancia policial, pero el resto del día son ellos quienes resguardan a los turistas.

“Algunos suben caminando y nosotros los guiamos. Vemos que no les roben”, comentó Andrea Piedra, quien optó por abrir un local en la subida a la cima, porque tiene mejores condiciones.

Desde el Distrito de Policía Manuela Sáenz informaron que durante este mes fueron asignados 10 gendarmes más a los 10 policías de turismo que operan desde el Centro Histórico.

“Debe haber mejor organización, no valió la pena venir”, aseguró Geovanny Navarrete, un turista que salió desilusionado, no por el nacimiento gigante, sino por todos los problemas que rodean el lugar.