Una pertinaz lluvia cayó en Quito y en el barrio Virgen del Cisne, sur de la ciudad, sufrieron el embate de la naturaleza. En un punto conocido como la Puerta negra, un muro de contención que estaba en la cancha comunal se desplomó.

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Sucedió durante la tarde del 26 de diciembre y Luis Yánez, morador, cuenta que la antesala a esa desgracia fue el azote de un rayo. “Tronó en el cielo y cuando se calmó un poco se sintió un fuerte temblor”.

En ese momento se escuchó: ¡vecinos, se cayó el muro! Salieron y evidenciaron lo que hace tiempo atrás ya alertaron. Según Yánez, aquella pared tenía filtraciones de agua y las autoridades fueron prevenidas para que hicieran algún reforzamiento, pero el desplome llegó mucho antes.

Yánez tiene su casa junto al lugar del desastre y, por fortuna, no se destrozaron las bases de la estructura porque sino otro sería el ‘cantar’. “También se destruyó una parte de la casa comunal y está en riesgo la casa de un vecino”.

El habitante del que habla Yánez es Cristian Cabrera, cuyo hogar está al pie de la cancha y que estuvo a punto de ser destruido por los escombros. “La tarde que ocurrió esto yo estuve trabajando. Cuando me llamaron para contarme, vine lo más pronto. Por fortuna no hubo daños personales”, refiere el residente.

La avalancha se quedó en la cancha y durante la mañana de este 27 de diciembre, trabajadores municipales limpiaban.

Fernando Tovar, gerente de Obras Públicas de la Epmmop, detalló que la causa del derrumbe fue que el agua subterránea aumentó el volumen de la tierra y empujó el muro. “Lo que hicieron, por ahora, fueron mitigaciones a corto plazo como colocar un plástico para evitar que se siga saturando el muro. Eso también evitará que la ‘mesa’ de la vía siga colapsando”.

Ese es otro problema que se generó, ya que la calle adoquinada corre el riesgo de seguirse desmoronando. Y eso aterroriza a Virginia Caizaluisa, de 75 años, porque su hogar está en la vía. “Estábamos sentados con mis hijos y mi esposo cuando todo tembló. Después se escuchó un estruendo y pensamos que hubo un choque de carros, pero no fue así”. Al salir se percataron de la magnitud de la desgracia.

Para frenarla un poco, también se construyó sobre el adoquín un sistema de conducción de agua –que viene desde la montaña y de un terreno- para captarla y encauzarla con el fin de que no entre por completo a lo que quedó del muro.

“Se cerró la vía para que no ingresen vehículos a la zona. Estamos buscando la infiltración de agua que provocó el colapso del muro y suponemos que viene de alguna casa cuyas tuberías no están conectadas legalmente al sistema de alcantarillado”, precisó Tovar.

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