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Quito: Carita con 'cráteres'
En 10 kilómetros de la av. Galo Plaza Lasso hubo al menos 40 baches. Los carros se dañan y la gente escapa de ‘bañarse’.
Son las 11:00 y la lluvia cesó por fin. Sin embargo, en la avenida Rumichaca Ñan, en Quitumbe, sur de Quito, los transeúntes no están a salvo del agua. Sortean los charcos. En cualquier momento pueden quedar mojaditos...
Los carros frenan para no caer en el hueco de al menos un metro de diámetro y 15 centímetros de profundidad. Aun así, los peatones corren para no ser ‘bañados’ con el agua sucia. “A veces hasta aceleran para empaparnos”, dice una mujer con un niño de la mano.
Pero este no es el único bache en la ciudad. Un equipo de EXTRA realizó un recorrido por la avenida Galo Plaza Lasso, desde el sector de La Y, hasta Carcelén Industrial, en el norte de la capital. Una de las arterias principales de Quito. En 10 kilómetros hubo al menos 40 baches y cuarteaduras del asfalto que también causan molestias.
En la intersección con la calle Rafael Bustamante, barrio La Luz, están David Moreno y Édgar Naranjo. “Esto parece empedrado. Es una vía principal con gran flujo de autos y está llena de baches”, dice Rafael.
El morador refiere además que hace aproximadamente un mes llegaron equipos del Municipio para “tapar los huecos”, pero que los arreglos no duraron nada. “Se dañan las rótulas del carro, la suspensión, las mesas. Es constante y son piezas que duran al menos tres años”, relata Moreno, quien hace poco arregló su vehículo. 80 dólares gastó.
La Empresa Metropolitana de Obras Públicas (Epmmop) informa que los bacheos son medidas paliativas que no solucionan en su totalidad una calle en mal estado. “Cuando la vía cumple su vida útil se tiene que hacer una intervención mayor, como una repavimentación”, refiere la entidad a este Diario sobre el problema.
Agrega que existen diversos factores para que las vías se deterioren, como las constantes lluvias, el tiempo, el incremento de la circulación de vehículos y sobre todo circulación de transporte pesado.
En el mantenimiento de calles se invierten 1,7 millones de dólares anuales entre bacheo, adoquinado y reparación de zanjas, según la entidad.
Por partes
Más al norte, la calle Javier Espinosa, que une la avenida Simón Bolívar con el intercambiador de Carcelén, es un dolor de cabeza y ‘de bolsillo’ para los conductores.
Jesús Guerrón es taxista y cuenta que también debe invertir más de lo normal en el mantenimiento de su vehículo. “Siempre se daña la suspensión”.
Hace unas pocas semanas, la vía estuvo cerrada por dos meses. Hubo tráfico y molestias, pero la sorpresa fue que se repavimentó solo un tramo de 220 metros de los casi dos kilómetros que tiene la calle.
“Pensamos que iban a intervenir todo y ha sido un pedacito nomás”, agrega el taxista.
El problema es tan cotidiano en el barrio Santo Domingo de Carretas que los vecinos ya saben lo que tienen que hacer para auxiliar a quien necesite. Generalmente se revientan las llantas, porque en la noche no se ven los huecazos.
Los ciudadanos de Carapungo, en el norte, reclaman por arreglos integrales. Isaac Murillo espera por su transporte en la avenida Giovanni Calles, un poco alejado del asfalto. “Se llena de agua y los autos nos salpican”, dice. En los 2,2 kilómetros de extensión de esta avenida hubo 24 baches.
La tónica es parecida en las calles principales de Guamaní, La Villaflora, El Calzado, entre otros barrios del sur de Quito.