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¡Alerta! Talud ‘comelón’ en Quito
Un hueco tiene en jaque al barrio Obrero Independiente. Los vecinos temen que las lluvias empeoren el daño y haya problemas en el alcantarillado.
El talud está apenas a cinco metros de la casa de Georgina Plaza, ubicada en la calle Bernardo Dávalos, en el barrio Obrero Independiente, oriente de la capital.
Ella es la “guardiana de las cintas de peligro”. Le preocupa que algún niño travieso resbale hacia el hueco de al menos 12 metros de profundidad, que se formó desde hace tres meses. “No puedo estar en paz, porque es muy fácil que alguien se caiga”, dijo la vecina, de 80 años.
No es el único problema que enfrenta este sector y que afecta a unas 40 familias. El desprendimiento de tierra amenaza también con llevarse el sistema de alcantarillado. “Está a un metro de la tubería”, comentó Stalin Chinachi, uno de los vecinos.
La rotura afectaría a todo el barrio e incluso a los sectores vecinos como Balcón del Valle, Puertas del Sol, Miravalle, entre otros.
Sin otros servicios
Son al menos 30 metros de paso vehicular que se suspendieron en la calle Bernardo Dávalos, que han complicado labores cotidianas de todos. “Ya no pasa el camión de la basura ni los repartidores de gas”, contó Consuelo Peñafiel, también moradora.
Ahora deben caminar varias cuadras para dejar los desperdicios y cuando escuchan la popular canción del gas deben salir corriendo para alcanzar al distribuidor. “No podemos continuar así”, lamentó Chinachi.
Han debido poner los límites del paso a los carros más lejos del deslave, pues también han tenido que lidiar con los malcriados que han querido pasar por esa calle como sea. Sin importarles el riesgo.
A pesar de que el terreno en el que cayó el material del talud, es decir en la base del hueco, no tiene ninguna construcción, Alfonso Pesántez, quien vive al lado, no puede ‘pegar un ojo’. “Temo por mi hija que ocupa los cuartos que justo están afectándose por la humedad”, comentó.
El deslizamiento comenzó de a poco, hasta que una madrugada se escuchó un estruendo que hizo salir de la cama a casi todos los moradores de la calle. “Desde ahí no puedo ni dormir, porque estoy cerquita. Mi casa está en peligro”, agregó.
Los vecinos llamaron al ECU-911 y al siguiente día llegaron algunos funcionarios municipales para hacer una inspección. “Desde ahí no hemos tenido ninguna solución, ni acercamiento”, insistió Chinachi.
EXTRA solicitó una entrevista con Freddy Yandún, director de Riesgos de la Secretaría de Seguridad, pero desde el departamento de Comunicación Social solamente dijeron que “está registrado (el deslizamiento) pero no es de ahora”.
Mientras tanto, Georgina reza todos los días para que su casa, un esfuerzo de más de 20 años, no se ‘evapore’ de un momento a otro, sobre todo porque en Quito no ha parado de llover.
Según los moradores, un par de semanas antes del deslizamiento recibieron la información de que esa calle iba a ser repavimentada por la afluencia de automotores, pero el proyecto quedó ‘en veremos’.
“Por aquí se desviaban los buses que van a Sangolquí en las horas pico, por eso la vía se desgastó tanto”, aseguró Stalin Chinachi.