Restos fósiles, cerámicas, platos, vasijas y otros artefactos de piedra, arcilla... Estos y muchos bienes arqueológicos y paleontológicos siempre corren riesgos provocados por la naturaleza o por el hombre, pero muchas veces las comunidades que las encuentran no sáben qué hacer con ellas o cómo actuar para evitar su pérdida o deterioro. Eso tiende a terminar. Al menos es lo que propenden las autoridades responsables del patrimonio cultural del país.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) Zonal 5, con sede en Guayaquil, realizó el miércoles 29 de julio el seminario virtual: “Riesgos del Patrimonio Arqueológico”, dictado por el arqueólogo Byron Vega.

El objetivo de este webinar fue dar pautas a los Gobiernos Autónomos Descentralizados Municipales y ciudadanía en general de cómo actuar frente a un hallazgo casual de tipo arqueológico y paleontológico, para evitar daños a los sitios.

Daños naturales y provocados

Vega recordó que los riesgos que corren el patrimonio arqueológico y paleontológico son por acciones naturales y antrópicas. Entre las naturales están: sismos, erupciones volcánicas, tsunamis, lluvias, sequía, fallas geológicas activas, nivel freático alto, viento, sol, aguaje o marejadas, fauna y flora. Mientras que en las antrópicas: alteración del paisaje, remoción de suelos y vandalismo.

El arqueólogo motivó a los participantes del taller, a proteger su patrimonio y les presentó las acciones básicas y adecuadas que se deben seguir cuando un sitio está en peligro: poner en conocimiento del hallazgo arqueológico fortuito al INPC; realizar la inspección técnica por parte de funcionarios del GAD Municipal, para que se apliquen los protocolos; paralizar las actividades de remoción de suelos, para evitar más daños al sitio arqueológico.

Otras acciones de conservación:

-Acordonar el área con cinta de peligro para evitar que ingresen personas a manipular el material arqueológico.

- Hacer el registro fotográfico y coordenadas del lugar del hallazgo.

- Registrar los bienes arqueológicos observados; recolectar el material arqueológico; almacenar los bienes arqueológicos recuperados, en un lugar con condiciones adecuadas, de preferencia público, para que se pueda tener acceso sin ningún impedimento (casa comunal, parroquial o GAD).

También es importante emitir un informe, enviar los resultados de la gestión y de los hallazgos encontrados; y en conjunto con los delegados del INPC, realizar la inspección al sitio del hallazgo.