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Los protocolos que no se cumplieron para que un reo se fugara en Quito
Exdirectora de Rehabilitación Social dijo que las autoridades carcelarias tendrían complicidad con la fuga del reo, al no tomar las medidas necesarias
Los guías penitenciarios consideran que han sido tratados como chivos expiatorios por parte de las autoridades y que se han convertido en ‘carnadas de cañón’ dentro del sistema carcelario.
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Esto luego de que el privado de libertad Jairo Zambrano se fugara mientras él y otros reos eran trasladados desde la cárcel del Inca, en el norte de Quito, hasta el hospital Pablo Arturo Suárez, el 10 de junio.
Sujetos armados interceptaron el vehículo en el que llevaban al preso y atacaron a los custodios. Una agente penitenciaria y una funcionaria del Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de Libertad (SNAI) resultaron heridas.
La primera todavía se encuentra en condición crítica en una casa de salud de la capital.
Sus compañeros exigen a las autoridades que, por lo menos, les doten de recursos que les permitan trabajar con seguridad. Carlos Ordóñez, presidente de la Asociación de Servidores Penitenciarios, indicó que la guía que fue baleada tenía un chaleco caducado desde 2021.
Añadió que la mayoría de los casi 2.800 guías a nivel nacional tienen que comprarse su propio equipamiento.
Un custodio que trabaja en la cárcel de El Inca indicó que gastó más de 400 dólares para comprarse el uniforme, las botas y hasta una radio de comunicación. “Lo malo es que estos aparatos son de frecuencia abierta y nos pueden interferir la señal a cualquier momento”.
Guías penitenciarios se sienten abandonados
Ordóñez enfatizó que por la condición en la que trabajan se han convertido en chivos expiatorios a quienes les quieren ‘chantar el muerto’ de todo.
En el caso de la fuga de Zambrano, dos agentes penitenciarios y el conductor del vehículo fueron procesados por el delito de evasión.
Ordóñez afirmó que ellos no tienen nada que ver porque solo cumplen órdenes. Explicó que en este tipo de traslados actúan los guías penitenciarios de dos puntos: los del puesto fijo y del puesto de recorrido.
Los primeros son quienes notifican al privado de libertad que va a salir del pabellón a una diligencia judicial o médica. Luego le entregan a los del puesto de recorrido, quienes le hacen un registro corporal y verifican si su nombre corresponde con el del trámite que se va a realizar. “Le colocan las esposas y lo trasladan”.
Durante todo el proceso, Ordóñez señaló que los guías no saben de quién se trata ni mucho menos si son de alto valor o peligrosidad.
Abogada indica que hubo complicidad
La abogada Alexandra Zumárraga, exdirectora de Rehabilitación Social, comentó que hubo una enorme negligencia por parte del SNAI porque en este caso, el director del centro penitenciario del que trasladaron a los reos debió dar la autorización tras conocer el perfil y el nivel de peligrosidad de los implicados.
La jurista añadió que, al saber que uno de ellos era el líder del grupo terrorista de Los Lobos debió pedir custodia policial que hay en el mismo recinto carcelario, “pero no existe ningún registro que lo haya hecho”.
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Zumárraga indicó que en este caso podría existir complicidad entre las autoridades del SNAI y quienes serían beneficiados con la fuga de Zambrano. “Ellos saben los protocolos y no los cumplieron”.
EXTRA envió una solicitud de información al SNAI para conocer la razón por la cual no solicitaron custodia policial para el traslado, pero hasta el cierre de esta edición no hubo una respuesta.
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