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El precio del pan y del combustible se elevan; los guayaquileños proponen alternativas
Ciudadanos se muestran preocupados por aumento de ambos productos. Ellos sugieren cambios para combatir el incremento 'sin billete'.
Francisco Vera (30 años) se quedó sin pan y sin su ‘gasofa’ habitual, la súper. Es comerciante y su billete no le da para costear el desayuno de sus tres hijos y de su ‘ñora’.
Los cinco panes diarios serán reemplazados por plátano verde. Otra decisión que le ha tocado tomar es cambiar de combustible. “Migraré a la ecopaís ($ 2,55). Es complicado porque la súper es rendidora en kilometraje, el motor se conserva mejor”, dice el vendedor, quien afirma que él no puede darse esos lujos, pues hay días en los que vende y en otros no.
En la actualidad, el valor del galón de gasolina súper es de $ 3,68. En un año se ha incrementado casi $ 1. Y se espera que este 12 de marzo su precio sobrepase los $ 4.
A esto se le suma el alza de uno de los productos estrella del desayuno: el pan, pues de 10 centavos subiría a 25.
EXTRA hizo un pequeño recorrido por el centro porteño y varios ciudadanos se quejaban de que aún no haya un pronunciamiento oficial del tema, pero ya algunas panaderías han elevado su valor a 15, 20 o hasta 25 centavos.
“La materia prima te sube; pero si incrementas el precio del pan, el cliente se va. Ahora elaboramos un pan más pequeño por el mismo valor de antes. Ayudaría un control de precios de ingredientes”, indica Juan Galán, panificador y pastelero.
Julián Melo, de 46 años, revela que los problemas que han enfrentado los panificadores los ha llevado a reducir su personal. “Como la gente consume menos pan, los dueños de panadería han sacado personal, por ejemplo, acá, en nuestro local ubicado había cinco trabajadores, pero ahora solo quedaron dos”, manifiesta el panadero.
“Nosotros por el incremento en el alza del pan, nos tocó dejar de hacer los panes pequeños de 10 centavos y ahora elaboramos unos de 0,20 centavos, pero más grande”, indica el panificador colombiano.
Abigaíl Obando dice que consumir pan es más rápido que preparar plátano verde. “Al pan solo se lo abre y ya. El verde es un poco más trabajoso. En mi caso ya no podemos comer mucho pan, para nosotros será un gustito, ya no como antes, pues la situación económica está muy dura, no hay trabajo. Solo esperamos que no suba de precio el verde”, expresa la joven de 21 años.
Génesis Erazo menciona que no ‘le hará’ ni pan ni verde, que ella y su pareja están desempleados, pero igual piensa en las otras familias ecuatorianas que serán afectadas con estas medidas, tanto el aumento del precio del pan y de la gasolina. “No es que no quiera comer pan, por tema de plata es que no puedo comprarlo”, señala la joven de 22 años.
Por el lado de los conductores habla Adrián Moreira, taxista informal de 38 años. Él es uno de los que han decidido cambiar de combustible. Redujo su gasto diario de 10 a 7 dólares y “le agrega bolitas de naftalina, que compra a un dólar, para que el vehículo gane en octanaje”, es decir que mejora la capacidad de combustión.
Pero Nelson Sánchez, mecánico de automotores, advierte que, si bien “la naftalina altera el octanaje y se obtiene mayor rendimiento, al final el que sufre es el pistón”, ya que este químico desgasta más los metales, afectando el motor del carro.
Unos ya sufren las consecuencias del ajuste. Damián Vera, al volante de un Chevrolet Sail, optó por usar ‘eco’ hace ocho meses y “se le queda el carro”. Dice que se cambió porque ya no le daba el dinero para usar súper, pero que “(el automotor) no desarrolla como debería”.
También hay de los que piensan “hacer el esfuerzo” para mantener su vehículo en buen estado. Rocío Morán y Fernando Bermúdez son dos de ellos.
La mujer, dueña de un Toyota Innova 8, cuenta que ya ni con $45 puede llenar el tanque, como lo hacía anteriormente. “Me tocará cambiar mi rutina y rodar menos. No pienso dañar el carro por no invertir un poquito más” remarca Morán ante el posible nuevo precio del galón de súper.
Fernando Bermúdez, quien conduce un Hyundai Accent, también se rehúsa a ‘dar el salto’ a ecopaís. Cuenta que él es jubilado y tiene mucho tiempo libre para pasear, pero que gastará demasiado si sigue así. “¡Tocará vagar menos!” dice el hombre.
Sin embargo, la angustia no es solo para los habituales consumidores de súper. El taxista Fernando Aquino asegura que el gremio amarillo también se ve afectado con estos incrementos y que la salida más económica es utilizar gas licuado, opción que preocupa a muchos, debido al peligro que representa.