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Dos policías son los ángeles guardianes del puente El Tejar
Los gendarmes salvaron la vida de un joven que intentó suicidarse. Aprovecharon el descuido del afectado para retenerlo. En este año, ocho personas han intentado lanzarse desde la estructura.
Un hombre, de 21 años, estaba en el filo de la baranda del puente de El Tejar, en el centro de Quito. Lloraba, gritaba, pedía que no se le acercaran. “¡Mi vida no sirve. Nadie me quiere!”, decía.
Pero llegaron dos ‘ángeles de la guarda’ que en minuto y medio lo salvaron. Ese fue el tiempo en el que el subteniente Christian Basantes y el cabo Jorge Sánchez evitaron que el joven se lanzara desde la estructura. Eran las 22:30 del sábado pasado.
Los policías dialogaron con el chico por varios segundos, mientras este se subía al pasamanos. Basantes le hizo una seña con los ojos a Sánchez, aprovecharon un descuido del afectado y se lanzaron para abrazarlo. “Lo apretamos contra la barandilla porque la mitad de su cuerpo estaba al otro lado”, mencionó el oficial.
El muchacho se aferraba a los tubos con sus manos. Estaba decidido a quitarse la vida. Era la segunda vez que lo hacía y los uniformados lo sabían. Ellos conversaron con él como si lo hubiesen conocido por años. “Nos hicimos panas”, dijo Basantes.
El joven les contó a sus salvadores que tenía problemas con su pareja. Ellos le platicaron sobre experiencias similares y lograron que se calmara. Le brindaron un vaso de agua y fueron caminando juntos hasta dejarlo en su casa, cerca de la plazoleta de Toctiuco, también en el centro.
La mañana de ayer, los uniformados, preocupados, lo visitaron para saber su condición. Ellos quieren que vaya a un psicólogo, más aún, luego de que su pareja lo abandonara. Basantes informó que la conviviente del afectado se fue de la casa luego de que encontrara una carta que el joven había dejado y en la que escribió sus intenciones.
El puente del dolor
Esta es la octava vez que una persona trata de lanzarse de la estructura que tiene más de 20 metros de altura y que conecta a los sectores de Toctiuco y San Juan.
Fernando Taipe tiene su casa cerca del puente. Él colocó una cámara de seguridad que apunta a este sitio para denunciar a la Policía cuando existan robos. Sin embargo, el equipo de vigilancia le ha servido más para evitar suicidios como este.
La noche del sábado, Taipe escuchó que una persona estaba llorando. Revisó las cámaras de seguridad y se percató de que el joven se lamentaba cerca del pasamanos. Alertó a los policías del barrio por un chat comunitario y salió a consolarlo mientras ellos llegaban.
El morador añadió que este año se han registrado intentos de suicidio, pero en otros sí han llegado a lanzarse del puente. El año pasado, contó, un estudiante universitario tomó esa decisión.
En su memoria, los vecinos pintaron un grafiti en el lugar exacto desde donde la víctima se lanzó para recordar el hecho y enviar un mensaje de conciencia: “Todo tiene su tiempo. Hay tiempo para reír y para llorar”.
En este contexto la policía del sector, a cargo de Basantes, realizará asambleas comunitarias para sensibilizar a los vecinos sobre esta problemática.