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La pobreza juvenil es una realidad, y los ‘sinkies’ lo prueban
No se trata de un virus, o un término de cifras económicas, los ‘sinkies’ (Single Income, No Kids) son jóvenes veinteañeros con más dificultades de las que podrían imaginar.
No se trata de un virus, o un término de cifras económicas, los ‘sinkies’ (Single Income, No Kids) son jóvenes veinteañeros con más dificultades de las que podrían imaginar.
Aunque parezca difícil de creer, el nuevo fenómeno de pobreza juvenil, como lo ha denominado la organización Cáritas Europa, es una realidad y puede desencadenar una crisis económica en el futuro.
La agencia de noticias Europa Press señala que los ‘sinkies’ son “parejas jóvenes sin hijos que trabajan, sin embargo cuando se combinan sus salarios, apenas ganan el equivalente a un ingreso único decente”. ´
Al contrario de la generación anterior, la cual elegía no tener hijos, estos jóvenes sí buscan tener una familia, pero su salario no les permite mantener a un niño.
La página web Pijamasurf rescata la opinión de Jorge Nuño, secretario general de Cáritas Europa, quien señala que esta generación es “la primera en décadas que corre el riesgo de estar en peores condiciones que sus padres”. Esto podría provocar una grave crisis económica “si no se toman medidas ahora”.
Según los datos, el riesgo de convertirse en ‘sinkies’ amenaza a tres de cada diez jóvenes en Europa.
¿Y los efectos en la economía?
La pobreza no es único factor que señala el estudio realizado Cáritas Europa. La discriminación, inseguridad y un aumento en el costo de la salud también serían afectados si la situación continúa. Además la edad de emancipación se retrasaría, e incluso adultos de 30 años serían incapaces de independizarse.
Pobreza Juvenil
El fenómeno de la pobreza juvenil no es tan reciente como se cree. Un estudio realizado en España, por profesores de la Universidad de Alcalá y la Universidad de Castilla, señala que uno de los factores que puede influir en la pobreza juvenil es la calidad de empleos, es decir, los jóvenes podrían conseguir un trabajo que no sea bien remunerado. “El problema no estaría en el nivel educativo sino en la calidad de los empleos y las dificultades a la hora de emanciparse”, señala una parte de las conclusiones.