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Los cadáveres de los niños fueron llevados a Yaruquí para la velación y el sepelio.Cortesía

¡Plata por el cadáver!

En la audiencia contra la mujer acusada de envenenar a sus hijos se supo que habría inventado el secuestro de su amigo, fallecido también en Pifo.

Además de veneno hubo hasta... un ‘secuestro’. Eso se reveló en la audiencia de flagrancia que se hizo contra la mujer acusada de matar a sus dos hijos y a un amigo, en Pifo, en el nororiente de Quito.

Según Fiscalía, la tercera víctima que la Policía encontró la madrugada del 28 de octubre –aparte de los niños en sus camas– se llamaba Jaime Giovanni Yanchaguano, de 27 años. Su cuerpo estaba debajo de un lavabo (ver infografía).

Tres días antes la familia de Yanchaguano puso la denuncia por su desaparición y una de sus hermanas recibió algunas llamadas. Se trataba de la sospechosa, quien le dijo que el joven había sido secuestrado y para liberarlo pedían 8.000 dólares. Sin embargo, él ya había muerto y los investigadores deducen que fue mucho antes de ponerse la querella.

En esta cocina fue localizado el cuerpo del hombre. Todavía están las huellas de sangre cerca de los cilindros de gas.René Fraga

Era mensajero

Por el momento, se indaga el día exacto que Yanchaguano ingresó a la vivienda de la sospechosa. “Todavía investigamos qué relación tenían porque él era un amigo del círculo cercano de la señora”, dice Iván Naranjo, jefe de Muertes Violentas de la Dinased.

El oficial detalla que la víctima residía por la zona en donde se produjeron las tres muertes –más el envenenamiento de una mujer que cuidaría de los niños–. Sin embargo, no se tienen más detalles sobre la vida de este hombre.

Lo único seguro es que Yanchaguano era un mensajero que laboraba en una empresa privada que murió al ingerir una sustancia química de la que se sigue investigando. Aunque en el caso de este hombre, él también fue asfixiado.

En el lugar, los policías levantaron como indicios un insecticida para matar cucarachas y otro de uso agrícola. Además se hallaron medicinas para combatir la epilepsia –uno de los niños la padecía–.

Con estas evidencias y testimonios de vecinos, la Fiscalía probó que la mujer estaría implicada en las tres muertes. Por eso irá presa por 30 días luego de que le den de alta del hospital de Calderón, norte de Quito y se abrió una instrucción fiscal por el delito de asesinato.

Mientras tanto, en la casa donde vivía aún esperan que alguien vaya a retirar las cosas que quedaron y también a limpiar las huellas de sangre de Yanchaguano que todavía se observan en el piso de la cocina, cerca del lavabo de donde fue extraído.