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Doña Rosario carga en su mano el tubo de carpa con el que se defiende.MILKA FRANCO

¡La 'pipol' está 'once' en el centro!

Vendedores del casco comercial de Guayaquil no dudan en ‘armarse’ de valor y de lo que se les cruce, para caerle a ‘quiño’ a cualquier ‘mano larga’.

Sandra Cifuentes, comerciante del Mercado de Artículos Varios, más conocido como el de las Cuatro Manzanas, repartirá ‘duro quiño’ si alguien quiere pasarse de ‘sabido’ con su mercadería con el pretexto del paro nacional. La mujer, quien ha laborado en el sitio por 12 años, no tiene miedo de usar los bancos y estanterías de madera para defenderse a sí misma y su mercadería. 

“Voy a usarla si vienen a atacarme, porque no es justo que se quieran llevar lo que a mí me cuesta ‘sacar adelante’”, expresó mientras señalaba la canasta, que será su ‘escudo’ contra el saqueo.

Ella, al tener su ‘puesto’ (una carpa) cerca del ingreso de la calle Juan Pío Montúfar, está ‘pilas’ todo el tiempo ante cualquier alarma que surja entre los que se ubican en la puerta.

Sandra usará sus artículos de madera para defenderse.MILKA FRANCO

Doña Rosario Sinche trabaja en el mismo lugar que Sandra, pero ha decidido ‘ampararse’, en caso de emergencia, con otro tipo de ‘arma’: un tubo metálico que encontró “por ahí”. “No tengo miedo. Yo espero trabajar vendiendo útiles escolares hasta las 19:00 como todos los días, porque si no, no tenemos ingresos”, manifestó doña Rosario. 

Además, dijo que ya es experta en evadir a los vándalos que quieren hacer mal a la gente ‘camelladora’, ya que le tocó estar en el mismo puesto de trabajo cuando se presentaron las manifestaciones del 30S (2010).

Sin embargo, los comerciantes de las Cuatro Manzanas no son los únicos capaces de agarrar un palo o un banco para trabajar como en los días normales sin preocupación. En la Bahía, “donde las papas queman”, dice Elisa Sarmiento, la ‘pipol’ se ingenia cómo esquivar los embates de la delincuencia. 

En el caso de Elisa, un palo de escoba a donde vaya es la respuesta. Por su espacio de venta de ropa interior masculina, jeans y camisetas, ella se pasea con el ‘garrote’ rojo que piensa usar si se da la oportunidad. “Yo estoy súper bien ubicada. Estoy a un metro de la calle y si es que el palo no funciona, pues me voy corriendo”, contó afanada. 

Elisa Sarmiento no deja su palo de escoba ni cuando ordena su mercadería.MILKA FRANCO

En cambio, Juan Carlos Lema, vendedor de celulares en el ‘corazón’ de la Bahía, no da ‘chance’ a nada. Él les pidió a un tío y a un primo (uno con entrenamiento policial y el otro militar) que le den la mano como guardaespaldas.

Y aunque “primero es la integridad”, según Sandra Cifuentes, todos coinciden en que el martes 14 perdieron mucho. “Yo vivo del diario. Ahorita solo tengo ocho dólares vendidos y en días tranquilos a esta hora (10:00) ya tengo 70 u 80 en mi bolsillo”, lamentó Marisol Cuzco, otra comerciante perjudicada.